En el suelo urbano, donde el humo sube, rumores surgen en la bruma, un eco dura. El muro es un nudo que turba, encubre, en el rumbo turbio, donde el luto surge. El futuro es un susurro, un fuego que quema, la cueva es un refugio, el viento que empuja. En la penumbra, el luto es un hueso que duele, el miedo es un deseo, el sueño que elude. En la curva del destino, el lunes se quiebra, en el surco, el crimen se nutre, en el hueco se acumula. El sudor es el curso, el humo es el viento que huele, en el umbral, el destino es un luto que empuja. En la urbe, el rumbo es un juego, un hueco que surge, en el suburbio, el muro es un turbio que escupe. En el tubo de neón, el fuego se nutre, un sueño que duele, en el vuelo del miedo, el luto es un nudo que abraza y empuja