Рет қаралды 5,535
#netflix #mafia
Heriberto Lazcano fue un buscapleitos desde niño. La rigidez militar que le había impuesto su padre lo hacía desquitarse con sus compañeros en un colegio para varones de la Ciudad de México, donde estudió la primaria. Nadie hubiera imaginado que aquel joven se convertiría en el hombre más sanguinario, temido y buscado de México. El perfecto asesino. Era de estatura media, tiene piel morena, ojos rasgados y cuerpo atlético. La mayoría lo conoce como El Lazca o Z3, pero el apodo que mejor lo describe es El Verdugo. Este alias se lo ha ganado a pulso por la despiadada forma en que ejecuta a los traidores y enemigos.
En las guerras, la diferencia entre una victoria y una derrota la puede determinar un solo hombre. Éste es el caso de Heriberto Lazcano, uno de los fundadores de Los Zetas, el indestructible grupo que durante algunos años fue el brazo armado del cártel del Golfo. Fue considerado por el gobierno de Estados Unidos como una “amenaza internacional”. En las componendas de las fuerzas policiacas y armadas del gobierno federal de Vicente Fox con el cártel de Sinaloa, nunca se ponderó la fuerza de El Verdugo y su grupo armado: hombres violentos convertidos en auténticas máquinas para matar. Cuando alguien le pregunta a Lazcano por qué el grupo paramilitar adoptó el nombre de Los Zetas, Lazcano responde intimidante: “Porque después de la zeta no hay nada”.
En sus inicios, Los Zetas estaban conformados principalmente por ex integrantes del Ejército mexicano altamente entrenados, algunos pertenecían al Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), creado a finales de la década de 1990 para combatir al narcotráfico. Después reclutaron elementos del cuerpo de élite del Ejército guatemalteco conocidos como kaibiles. Se dice que hoy en día cualquier malandro, por menos de cinco mil pesos, se enrola en el grupo paramilitar para ejecutar a quien sea.
Heriberto Lazcano nació el 25 de diciembre de 1974 en Pachuca, Hidalgo. Su padre, Gregorio Lazcano García, pertenecía a la milicia mexicana; su madre, Amelia Lazcano Pérez, era ama de casa. Para seguir los pasos del autor de sus días, Heriberto se dio de alta en el Ejército el 5 de junio de 1991, cuando apenas tenía 17 años. Hay quienes afirman que estuvo en el Heroico Colegio Militar, de donde salió con el grado de teniente. Sin embargo, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) niega que existan registros de su ingreso en esa institución.
Lazcano, más conocido como El Lazca, y otros compañeros de una unidad de élite del Ejército desertaron a finales de los años noventa y se convirtieron en la guardia pretoriana de Osiel Cárdenas, líder del cartel del Golfo. Después de que Cárdenas fuera arrestado, en 2003, estos guardaespaldas especiales empezaron a actuar por libre y montaron Los Zetas. Habían aprendido a obtener información y a utilizarla. Lazcano se ocupó de que esa sabiduría se explotase en beneficio del crimen. “Eran capaces de tomar una ciudad en siete u ocho días”, explica Samuel González, extitular de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada de la fiscalía mexicana. Los Zetas se expandieron a toda prisa en la segunda mitad de la década de los años 2000, haciéndose con el control criminal de las localidades que les interesaban con una combinación imparable de inteligencia y orden de origen castrense y de violencia psicopática.