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FLORIPONDIO PAWAKUQ
Entre las espinacas, limones, ajíes y tomates estaba también un pequeño árbol de floripondio que siempre velaba por los sueños de todos los alimentos, de este árbol comenzó a florecer un día muchas más flores de lo normal y no solo flores, sino algo extraño ¿Era flor? Un pequeño ser que nacía de este árbol, tamaño flor, con pelos azules y pensamientos de florecillas lilas. Andaba entre las hojas de todo el jardín flotando y saltando, pero él quería volar, quería saltar, quería cantar, él sentía que necesitaba algo en su corazón de hilos y néctar. Ese día, pues se sentó en el batán con olor a uchucuta y entre sus pensamientos de nube pensaba que la clave para volar capaz estaba en su interior, sintió de repente el abrazo del sol en su cuerpo, el viento comenzó a susurrarle “abre tus alas, tu alma flor, tu sincero pensar y volaras” y cuando abrió los ojos se encontró con un ser de flores frente a él, ese ser era “ella” y no supo de dónde había aparecido, ya que a su alrededor siempre había visto espinacas, limones, ajíes y tomates, aun así le invitó bailar. Danzaron, danzaron, rieron se desestructuraron y construyeron hasta que se volvieron uno... o una. Era ella y él, o ni ella ni él, solo un ser de floripondio que ahora podía volar y sonreír. Surgía Floripondio Pawakuq.