Рет қаралды 262
www.ministridei...
DE LA BIOGRAFÍA DE LUISA PICARRETA DE BERNARDINO GIUSEPPE BUCCI
El Beato Padre Pío, Luisa Piccarreta y Rosaria Bucci:
Luis Piccarreta y el Beato Padre Pío de Pietrelcina se conocían desde hacía tiempo sin haberse encontrado nunca, porque Luisa siempre estaba sentada en su cama y el Padre Pío encerrado en el convento de los Padres Capuchinos de San Giovanni Rotondo (5). Surge espontáneamente la pregunta: ¿cómo se conocieron? Resulta difícil saberlo. Una cosa es cierta: los dos se conocían y se estimaban. Mi tía relata que Luisa hablaba con respeto y veneración del Beato Padre y lo definía: «un verdadero hombre de Dios» que debía aún sufrir mucho por el bien de las almas. En el año 1930, aproximadamente, llegó a la casa de Luisa un personaje enviado personalmente por el Padre Pío. Se trataba de Federico Abresch, convertido por el Padre Pío. El señor Federico habló 32 largamente con Luisa. No sabemos de qué conversaron. Sólo una cosa es segura: que el señor Federico se hizo apóstol de la Divina Voluntad, y periódicamente visitaba a Luisa, con la que mantenía siempre largas conversaciones. Cuando su hijo recibió la primera comunión de manos del Padre Pío, lo llevó inmediatamente también a Luisa que según se dice le profetizó que sería sacerdote. El niño de entonces es actualmente sacerdote, trabaja en Roma, en la Congregación de los Obispos, y es conocido con el nombre de mons. Pio Abresch. Cuando Luisa fue condenada por el Santo Oficio y sus obras puestas en el Índice, el Padre Pío le envió este mensaje, a través de Federico Abresch: «Querida Luisa, los santos sirven para el bien de las almas, pero su sufrimiento nunca tiene límites». En aquel período también el Padre Pío se encontraba en grandísimas dificultades. El Beato Padre Pío enviaba a muchas personas a Luisa Piccarreta y decía a los habitantes de Corato que iban a San Giovanni Rotondo: «¿Qué venís a hacer aquí? Tenéis a Luisa. Acudid a ella». El Padre Pío aconsejó a algunos de sus fieles (entre estos a Federico Abresch) que abrieran en San Giovanni Rotondo un centro de espiritualidad que se inspirara en la Sierva de Dios Luisa Piccarreta. Acogiendo este deseo del Padre Pío, actualmente la señorita Adriana Pallotti (hija espiritual del Padre Pío) ha abierto una Casa del Querer Divino en San Giovanni Rotondo, donde se mantiene viva la antorcha encendida por el Padre Pío con el señor Federico Abresch. La señorita Adriana Pallotti afirma que fue el Beato Padre Pío quien la animó a difundir la espiritualidad de Luisa Piccarreta en San Giovanni Rotondo y a contribuir a la difusión del Querer Divino en el mundo, como el Padre Pío anhelaba. Mi tía Rosaria iba periódicamente a San Giovanni Rotondo, en especial después de la muerte de Luisa.de Luisa del cementerio a la iglesia de Santa María Greca. 33 Luisa dijo a mi tía: «Tú serás mi testigo» y el Padre Pío un día le dijo a quemarropa, en su dialecto de Benevento, estas palabras: «Rosaria, sigue adelante, sigue adelante, pues Luisa es grande y el mundo se llenará de Luisa». Mi tía contaba a menudo este episodio, pero las cosas no iban bien: todo hacía suponer que Luisa quedaría en el olvido. Después de la muerte del venerado Padre Pío, mi tía dijo un día: «El Padre Pío profetizó que Luisa sería conocida en todo el mundo». Y repetía la frase que el Padre Pío había pronunciado en su dialecto. Yo le respondí que el caso de Luisa Piccarreta no tendría fácil solución. En efecto, incluso en Corato, ya no se hablaba de ella y la frase del Padre Pío podía considerarse un gesto de consolación. Pero mi tía rebatió: «¡No! El Padre Pío durante la confesión me dijo que Luisa no es un hecho humano, sino una obra de Dios, y él mismo hará que salga a la luz. El mundo quedará asombrado ante su grandeza; no pasarán muchos años antes de que esto suceda. El nuevo milenio verá la luz de Luisa». Yo me quedé en silencio ante esa afirmación y mi tía me hizo esta pregunta: «¿Tú crees en Luisa?». Le respondí que sí. Y entonces me dijo: «Dentro de algunos días ven a mi casa, porque debo decirte algo muy importante». Nos encontramos en los años Setenta y el Padre Pío ya había muerto hacía algunos años. El secreto de mi tía Rosaria En 1975, exactamente el 2 de febrero recuerdo que era un día muy frío mi tía me llamó a su habitación. Ya era muy anciana y comenzaba a tener problemas en los ojos, a causa de la diabetes. Mis dos sobrinos, Vincenzo y Sara, iban a su casa para hacerle compañía. Corato, Via Maddalena. Casa en la que vivió muchos años la Sierva de Dios Luisa Piccarreta 34 Aquel día, la encontré sentada detrás del aparador, rezando el rosario. Me senté a su lado y, después de saludarla, le pregunté qué cosa tan importante me quería decir.