Íñigo López de Mendoza

Carrión de los Condes (Palencia), 1398 -- Guadalajara, 1458
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-Marques de Santillana, conde del Real Manzanares y señor de Hita y Buitrago. Fue una de las figuras de mayor relieve político y literario de la corte de Juan II.
-Participó, en el bando de Enrique, en las luchas de poder entre Enrique de Aragón y Álvaro de Luna.
-Impulsó la traducción al castellano de obras de Platón, Virgilio, Ovidio y Séneca.
Iñigo López de Mendoza, marqués de Santillana, conde del Real de Manzanares y señor de Hita y Buitrago nació en Carrión de los Condes el 19 de agosto de 1398 y murió en Guadalajara el 25 de marzo de 1458. Fue una de las figuras de más relieve político y literario de la corte de Juan II. Su cultura literaria fue muy amplia: leía italiano, francés, gallego, catalán y algo de latín. Por su impulso fueron traducidas al castellano obras de Platón, Virgilio, Ovidio y Séneca.
Personaje clave en la sociedad y la literatura castellana de aquel reinado, pertenecía a una familia noble inclinada desde siempre a las letras: su abuelo, Pedro González de Mendoza, y su padre, el Almirante de Castilla Diego Hurtado de Mendoza, fueron también poetas y estuvo emparentado con grandes figuras literarias de su tiempo, como el Canciller Pedro López de Ayala, Fernán Pérez de Guzmán o Gómez Manrique.
Muy joven, Íñigo se casó en Salamanca, en 1412, con Catalina Suárez de Figueroa, hija del fallecido Maestre de Santiago, Lorenzo Suárez de Figueroa, con lo cual su patrimonio se incrementó notablemente, convirtiéndolo en uno de los nobles más poderosos de su tiempo.
Marchó a Aragón, junto al séquito de Fernando de Antequera, y allí fue copero del nuevo rey Alfonso V de Aragón, conociendo la obra de poetas en provenzal y catalán que menciona en su "Proemio". Literariamente se formó en la corte aragonesa, accediendo a los clásicos del humanismo (Virgilio, Dante Alighieri...) y de la poesía trovadoresca al lado de Enrique de Villena; en Barcelona trabó relación con Jordi de Sant Jordi, copero, y Ausiàs March, halconero real. En Aragón hizo estrecha amistad también con los Infantes de Aragón, en cuyo partido militaría hasta 1429. Allí nació, en septiembre de 1417, su primogénito, Diego Hurtado de Mendoza y Suárez de Figueroa, futuro duque del Infantado.
Regresó a Castilla al tiempo de la jura del rey Juan II de Castilla y participó en las luchas de poder entre Enrique de Aragón y Álvaro de Luna, en el bando del primero. Estuvo junto a él en el golpe de Tordesillas y en el cerco del castillo de La Puebla de Montalbán, en diciembre de 1420. Tras la prisión de don Enrique, regresó a sus posesiones de Hita y Guadalajara.
Como político, procuró a partir de 1422 inmiscuirse lo menos posible en los asuntos de Estado y mantener a lo largo de su vida la fidelidad al rey Juan II. Ello le llevó a enemistarse primero con los infantes de Aragón en 1429, al no apoyar su invasión de Castilla en el verano de aquel año; y más tarde, a partir de 1431, se enemistaría con el privado real Álvaro de Luna; aunque no volvería a militar en el bando de los aragonesistas. En la primera batalla de Olmedo (1445) estuvo en las filas del ejército real, por lo cual el Rey le concedió el título de Marqués de Santillana y el condado del Real de Manzanares. En 1444, había recibido la confirmación real del privilegio a su favor de los derechos que la Corona tenía en las Asturias de Santillana.
Don Iñigo contribuyó claramente a la caída de don Álvaro de Luna (1453) y contra él escribió su 'Doctrinal de privados'; a partir de entonces, comienza a retirarse de la política activa. Su última gran aparición se produce en la campaña contra el reino nazarí de Granada de 1455, ya bajo el reinado de Enrique IV de Castilla. Ese mismo año muere su mujer, y el Marqués se recluye en su palacio de Guadalajara para dedicar al estudio los últimos años de su vida.