No me hubiera imaginado nunca que un lorolo me emocionara. No sé si me gusta más la música o la letra de esta canción. Es una mezcla de sensaciones que hacen que sientas un pellizco en el corazón; que te evocan momentos de tu infancia, adolescencia y madurez; que son universales y con las que muchas personas se pueden identificar. Esta canción es una antítesis maravillosa: alegre y solemne, descarada y formal, moderna y ancestral, con la historia de alguien que abandona una casa con inquietudes, pero que obtiene cierta tranquilidad porque sabe que siempre le van a recibir bien en el punto del cual parte. Gracias, Karmento, por la generosidad que derrochas en unos pocos minutos. Esta noche estaremos apoyándote. Ahh, y no soy manchego, pero el arte bien hecho no entiende de regionalidades.