Рет қаралды 32,393
#Trampolíndelamuerte #Carreteradelamuerte #Putumayo #Mocoa
Desafiando abismos, páramos y numerosos cauces que lo atraviesan, es el camino que recorrió el conquistador Hernán Pérez de Quesada con 270 soldados, 200 caballos y diez indígenas que lo guiaron en su conquista del sur.
También fue la ruta que en 1835 ya utilizaban comerciantes presurosos de llegar al río Putumayo para llevar en canoas caucho, tagua y quina, hasta Manaos y Belén del Pará, y regresar con hierro, sal, licores y otros productos extranjeros.
Por las dificultades para cruzar ese camino y llegar al Putumayo, el general Rafael Reyes tomó a Mocoa como cárcel para desterrar a sus enemigos políticos. Dio paso a las tropas colombianas que defendieron la soberanía nacional durante el conflicto con Perú en 1932.
Pese a su importancia como punto estratégico y vía de comunicación de las selvas colombianas con el occidente del país, fueron misioneros catalanes quienes más aportaron en su mejoramiento a comienzos de siglo.
Por ahí penetró el torrente de colonos con el pretexto de la transformación de la región, y también llegaron quienes huían de la violencia política, inmigrantes atraídos por el hallazgo de petróleo y finalmente los que se ilusionaron con la bonanza cocalera.
Llegar, una odisea Llegar a Mocoa o salir de la región resulta incierto. Muchos desisten de viajar al Putumayo cuando piensan en los derrumbes que encarecen los costos del transporte.
Al departamento lo cruzan dos carreteras: San Miguel-Pitalito que da inicio desde el sur del país a la Troncal del Magdalena, con una longitud de 221 kilómetros.
El otro eje vial lo constituye la carretera Tumaco-Pasto-Mocoa-Puerto Asís, que con una inversión y mantenimiento adecuado, le permitiría a la región contar con una salida al océano Pacífico.
En el Putumayo, la navegación fluvial se constituye en el principal medio de transporte. El río Putumayo es navegable desde Puerto Asís hasta su desembocadura, en una longitud de 1.350 kilómetros. Otro río navegable es el Caquetá. Pero al igual que la porción carreteable, los dos presentan dificultades. Se requiere de la conservación de sus cuencas altas para disminuir la sedimentación que ocasiona cada año la pérdida de diez kilómetros de navegabilidad.
Así, por agua y tierra, la movilización de los putumayenses es lenta y con un alto índice de accidentalidad.
Rodolfo Albarracín, gerente de la empresa Transipiales, que opera la mayor parte de rutas de la región, opina que el transporte en todas sus modalidades recibe los mayores perjuicios por el estado de incertidumbre e inseguridad. Ojalá que una comisión del alto gobierno viajara en trayectos Pasto-Mocoa-Puerto Rosario-Puerto Asís-Orito-La Hormiga hasta San Miguel, en límites con el Ecuador, y verificaran el estado de las vías. Olvidan que aquí también hay poblaciones surgidas como por encanto, tan colombianas como Cali, Bogotá, Medellín o Cartagena , opina el dirigente transportador.
Una región atractiva De no ser por los problemas que presenta la carretera, el Putumayo sería una de las regiones más atractivas para visitar por los hermosos y singulares paisajes que se observan en su recorrido por el Macizo Colombiano.
Se destacan las cumbres del Patascoy y Bordoncillo, tapizados por fraylejones, a más de 3.380 metros de altura sobre el nivel del mar, para luego descender al Valle de Sibundoy, bautizado como la Suiza de Colombia.
El Valle está a 40 kilómetros de La Cocha, el principal centro turístico en el oriente de Pasto. Se trata de una región con una de las mayores riquezas biológicas de los Andes colombianos.