No éramos 2, éramos 1,5. Yo era 0,75, pero sin tu parte no llego ni a 0,5. Y seguía restando hasta llegar a -20. Ya sabes que no es sencillo volver a ser 1. Con 6 y con 4 veo tu cara. ¿Cómo lo harás esta vez? ¿Cómo lo harás esta vez? Dices medias verdades, pero he perdido la cuenta de los días que hace que no puedes quitarte el vacío del estómago. Y estás por debajo de un 5, y no hay forma de ir a más si a las 12 te acuestas pero no te duermes hasta las 7. Cuentas hasta 10, hasta 20 o hasta 80. Y no me preguntes cómo, no lo sé, pero Ernest aguanta. Un cuadrado y un triángulo. Me construyo una casa blanca. Es más o menos como yo: no hay ningún ángulo recto. Mira, resulta que algún pájaro canta allí. Pero con un 6 y un 3 aparece una nueva cara. No pienses que no me asusta; no pienses que no me gusta verte cada tarde. Pero digo que no. Hablan de tu miedo de ser 2 y caer. Pero digo que no, a pesar de mi miedo de volver solo a casa. No va por aquí. Es más sencillo, el resultado no encaja contigo, ni más ni menos, no puedo sumar a nadie para volver a ser 1.