LA MAGIA DE LA NOCHE DE SAN JUAN

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LA MAGIA DE LA NOCHE DE SAN JUAN

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LA MAGIA DE LA NOCHE DE SAN JUAN
Nosotros, este pequeño grupo de personas que somos, vivimos la Noche de San Juan con una visión de magia y renacimiento. Es para nosotros algo muy íntimo y profundo.
El solsticio de verano lo vemos como el día más largo y la noche más corta.
En ese momento el planeta, para mantener la vida en este mundo, absorbe la mayor cantidad posible de rayos solares.
Hay una parte que penetra en el interior del planeta y se va almacenando en forma de movimiento, que representa el número 8, el infinito.
A medida que la noche va ganando al día, la Tierra va extrayendo fuerza, energía, luz solar, para equilibrar aquello que ya no va a recibir del sol, hasta que los días vuelvan de nuevo a ser más largos.
Esta energía solar no sólo es para la vida física sino también tiene un gran énfasis en la vida espiritual, ya que motiva a almas y esencias anhelantes de conocimiento esotérico, para que puedan beber de esa luz y tener su propia fuerza, revolución y progreso, autónomo o colectivo.
A las 12 de la noche, hora solar, la Tierra absorbe los últimos rayos solares y si estás realizando un ejercicio místico, puedes recoger parte de esos rayos, que se acumulan en una planta, en una vela, en el humo de un incienso, en una piedra, en una flor…
Entras en contacto místico con estos elementos y formas parte de ellos, esa fuerza entra en tu interior y, tu corazón, como si fuera el centro de la Tierra, con su Santo Ocho, también acumula esta energía luminosa ancestral del astro sol, que te va a ayudar durante todo el año en tu camino iniciático.
En esta noche tan importante para nosotros realizamos una serie de prácticas esotéricas.
Ante todo, realizamos una limpieza energética con la planta llamada iris, a nivel vital, mental y emocional, para estar receptivos a esos ejercicios.
Nos vestimos de gala, porque vamos a asistir a una fiesta espiritual, anímica, cósmica-planetaria, entre amigos.
Las diferentes civilizaciones han vivido esta noche de diferentes maneras.
Nosotros escogimos la forma cabalística.
Según las tradiciones, en tiempos ya lejanos, cuando la gente vibraba con la cábala, los cabalistas se dirigían hacia el mar y se sumergían completamente en el agua mientras recitaban el nombre sagrado de IUD HEI VAV HEI, que pronunciado dentro del agua produce un sonido parecido a como debe sonar el nombre de Dios.
Antes de entrar en el mar, se paraban por un momento ante una hoguera e invocaban a Ima (eterno femenino) y le pedían aquello que necesitaban, después saltaban por encima del fuego.
Cuentan las leyendas que los participantes de este ritual habían purificado el fuego y el agua. Y aquella petición realizada ante las ascuas del fuego les llegaría durante ese año hasta la próxima noche de San Juan.
En el mundo druida encendían el fuego de una hoguera a través de un cuarzo, se decía que era encendida por la mano de los dioses. Acto seguido, se dirigían a un muro lleno de rosas primitivas y, dándole la espalda, realizaban la postura sagrada de la runa KAOM, vocalizando el mantra KAOM, que llega hasta las profundidades del espíritu y desata en él terremotos, lo mueve absolutamente todo.
Otras tradiciones cuentan que se unían grupos de personas alrededor de la planta llamada helecho macho.
Para este ritual las sacerdotisas habían de ahumar un paño blanco con una serie de inciensos y perfumes. Eran mujeres con experiencia, entradas en años, que habían sido madres, abuelas, que habían mantenido vivos estos misterios arcaicos durante milenios. Y a los pies del helecho macho, una vez hechas ciertas invocaciones, era arrancado y se extraían sus semillas, donde había sido depositada toda la fuerza necesaria para atraer amor, salud y dinero. Después se introducían dentro de una bolsita verde que era colgada del cuello.
Es una noche mágica para invocar a entidades ya olvidadas, dioses y diosas que se encuentran enterrados en la memoria de los siglos, pero que en esta noche los hacemos revivir en este planeta Tierra una vez más, dioses importantes en su día que estuvieron encarnados en seres vivos durante cientos o miles de años.
Nos muestran sus caras y nos observan extrañados de cómo ha cambiado la humanidad. Y esperan un San Juan mesocósmico, una nueva edad de Oro para poderse volver a encarnar en un cuerpo físico humano y entregar un conocimiento, ya olvidado.
Bendita noche de San Juan, cargada de sombras, cargada de aromas y fuerzas, donde el fuego del interior de la Tierra sale al encuentro de las ultimas llamas celestes que llegan a este mundo. Y cuando amanece, todo aquello que sucedió entre las sombras dejará de existir, esperando una nueva noche para elevar nuestro estado de consciencia y ser conscientes de ese estado.
Sandra Ortí
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