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Efectivamente, estos vehículos no están abandonados, sino que pertenecen a un apasionado de todo tipo de vehículos a motor, que los compra y que algún día los arreglara para poder pasearse con ellos. En la masía no se puede entrar ya que esta habitada, esta catalogada como de interés histórico-artístico y las construcciones anexas contravienen la normativa urbanísticas, pero siguen ahí.
Durante años, el propietario ha recibido múltiples denuncias por los anexos y los vehículos repartidos por la finca y que, en 1998, el ayuntamiento encargo un proyecto para la ordenación y aprovechamiento cultural del lugar, pero al día de hoy no se ha hecho nada, ya que me supongo que el propietario se habrá opuesto a que la gente deambule por sus tierras, con el concebido deterioro del monte.
Particularmente, no he visto que esos vehículos sean una amenaza para el entorno y que, la amenaza vendría por la cantidad de gente que deambularían por los montes de una propiedad privada y el propietario esta en su derecho de permitir o no a que la gente se crean todo permitido (con la consecuente degradación que provocarían). Para mí, la mayor amenaza son las personas, que son los que podrían degradar seriamente el entorno paisajístico del lugar con sus excursiones y el aparcar sus vehículos en cualquier lugar.