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La niña susurró: "Sé dónde está tu hijo..." El mundo de la multimillonaria se hizo añicos cuando reveló una oscura verdad
La noche era sofocantemente tranquila, un silencio pesado llenaba la mansión del multimillonario mientras él estaba sentado solo, rodeado de recuerdos de su hijo desaparecido. Había seguido todas las pistas, gastado una fortuna, pero todas las pistas se habían enfriado. Justo cuando estaba empezando a aceptar el vacío en su vida, un suave golpe rompió el silencio. Cuando abrió la puerta, se encontró con una joven, con la ropa hecha jirones, su mirada oscura y penetrante. Ella lo miró, sin pestañear, y dijo palabras que le paralizaron el corazón.
“Sé dónde está tu hijo desaparecido”.
En ese instante, su mundo se hizo añicos. Su calmada y misteriosa certeza lo atravesó, llenándolo de esperanza y temor. Su voz no tenía rastros de empatía; en cambio, era como si simplemente estuviera transmitiendo un hecho, carente de emoción. Escrutó su rostro, desesperado por entender si esto era real, si podía confiar en ella o si lo estaban arrastrando a un juego retorcido. Pero la chica no se inmutó, su mirada fija e inquebrantable.
La mente del multimillonario se llenó de preguntas, pero ella no le ofreció nada más, solo un trozo de papel desgastado con una dirección. En contra de todos los instintos que le decían que se fuera, se sintió obligado a seguir su ejemplo. La dirección lo llevó a un edificio en ruinas en las afueras de la ciudad, un lugar que no había visto en años, y dentro, los recuerdos volvieron a inundarlo. A través de habitaciones polvorientas llenas de símbolos y escritos crípticos, descubrió los fragmentos de una historia más oscura de lo que había imaginado.
En el sótano, finalmente encontró a su hijo, pero algo estaba terriblemente mal. Sus ojos, que alguna vez habían sido brillantes, estaban ensombrecidos y su rostro estaba hundido. “Papá…” susurró, su voz era un mero eco, “está aquí. Observando”. Una presencia oscura parecía aferrarse a su hijo, algo vivo, algo desesperado, acechando más allá del velo de la realidad.
Mientras el multimillonario abrazaba a su hijo, sintió que el aire se enfriaba y que las sombras que los rodeaban se espesaban, latiendo con una fuerza malévola que se negaba a desaparecer. El horror de la verdad comenzó a hacerse evidente en él. Esta no era una reunión común; era el comienzo de una pesadilla que los consumiría a ambos...
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