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La Palmira
Palmira juega a la rayuela con sus amigos, siempre pensativa observa el cielo, cuántas formas tienen las nubes y que mágico le parece imaginar el futuro, que sería cuando grande.
Niña suave, dulce y de mirada clara. Delicada, entregó a todos su ternura y amor. De tez trigueña, ojos negros, cejas bien delineadas, boca pequeña y de figura débil. Pero paso firme y seguro.
• Vamos Palmira- la llama una niña- vamos a jugar, y juntas comienzan a saltar a la soga
entre risas picaronas y miradas cómplices.
Pasan los años y decide irse para hacer su camino, sus padres con gran esfuerzo y amor la ayudan, y se va a estudiar a Villa Dolores, ella deseaba ser maestra. Se va en tren y deja atrás su querido pueblo de Merlo, al que regresa cuando termina su carrera.
Finalmente, con felicidad y alegría llega el momento de ser directora, se funda una escuela en el Rincón del Este.
Se escucha el eco de sus palabras - Bueno niños, bienvenidos a nuestra nueva escuela, ya no van a tener que ir hasta el pueblo a estudiar, y yo su directora voy a estar acá para recibirlos. -Dice Palmira.
Cuando recién se inaugura la escuela no había campana y utilizaban un pedazo de riel con un fierro y lo hacían sonar dos veces todas las mañanas. La primera vez a las siete para llamar a los niños que vivían lejos y la segunda para que todos entren a la escuela. Y qué alegría cuando el ejército donó nuestra primera campana de verdad.
Un día, al comenzar la mañana, que divertido fue ese día, de repente se escuchó:
• Se perdió la campana, se perdió la campana….
• ¿Cómo que se perdió la campana? - pregunta Tomasa, la ordenanza - anda mhijo ayuda a buscar esa campana! ¡Qué revuelo!
• Si mamá- y ríe pícaramente, y mirando a sus amigos -frío, frío, no no… para las sierras….
De repente - La encontré, la encontré. Acá está - Tomasa se lleva a su hijo de la oreja y todos los niños riendo se divierte. Que gracioso fue ese día.
Transcurrieron los años entre canciones y Los Chimiliscos, que buen grupo musical, la cooperadora, esas madres trabajando y todo lo que ayudó la gente, y logramos que la escuela crezca…
Que la escuela sea un faro de luz cuyos destellos se irradien al vecindario, sembrando cultura, despertando amor a lo bello y el buen gusto en el buen decir. Cuántas cosas han pasado en estos cien años de la escuela, cuantos murmullos y cuantos juegos, cuántas maestras y cuantos niños, cuanto amor y cuánto orgullo.
PRODUCCIÓN INTEGRAL EN HOMENAJE A LOS CIEN AÑOS DEL CEN 26 MARÍA PALMIRA CABRAL DE BECERRA, RINCÓN DEL ESTE, MERLO, SAN LUIS, ARGENTINA, 2010
IDEA, PRODUCCIÓN GRAL Y GUIÓN: CECILIA MUCIC Y CECILIA SABBATINI
MÚSICA Y LETRA: ORLANDO PÉREZ, ALBERTO DÍAZ