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El sábado 23 de Abril, y con amenaza de lluvia y mal tiempo, pero animosos y esperanzados de la mano de la Virgen, emprendimos nuestra Peregrinación.
Nuestra primera parada fue en Zaragoza, donde visitamos a nuestra Madre, en el Pilar. Nuestro primer hito.
Allí después de orar ante Ella, y pedir su protección, dejamos a sus pies un centro de flores, en cuya cinta le recordábamos nuestra procedencia…
Y continuamos nuestro viaje después de una grata comida de hermandad.
Caída la tarde, llegamos a Barbastro, nuestro segundo hito: Visitar el Museo de los Mártires Claretianos. Testigos de la fe y del Evangelio, anuncio del Señor resucitado, profetas del amor y la esperanza.
Fueron asesinados en el verano de 1936, 51 de los misioneros claretianos que vivían en el Seminario de Barbastro (Huesca).
MURIERON MÁRTIRES POR NO RENEGAR DE SU CONDICIÓN DE CRISTIANOS.
Lo hicieron perdonando expresamente a quienes los mataban; y tras sufrir más de 20 días de prisión en los que se intentó por muchos medios que renegaran públicamente de su fe…ni uno solo de ellos lo hizo. También fue asesinado y torturado el Obispo Don Florentino Asensio.
A continuación, nos dirigimos a la Catedral de Ntra. Sra. de la Asunción de Barbastro, uno de los mejores ejemplos de la arquitectura gótica renacentista de Aragón, construida en el Siglo XVI.
Terminamos el día, con un precioso paseo nocturno, rezando el Rosario a nuestra Madre.
Después de un sueño reparador, y en medio de un precioso día de sol, con el rezo de Laudes en el autobús , llegamos al Santuario de Torreciudad, nuestro tercer hito en la Peregrinación.
Allí conocimos la historia de este lugar en el que desde el siglo XI, se ha venerado a Sta. María bajo la advocación de Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad. La Virgen es una talla románica de gran belleza y serenidad.
En una de las Capillas del Santuario, la de la Virgen del Carmen, celebramos la Eucaristía del Domingo de la Divina Misericordia, (II de Pascua) oficiada por nuestro Párroco, D. Alejandro Aravena.
A continuación ante el Altar Mayor del Santuario, y tras dar lectura a un breve texto de presentación, la Presidenta de la Real Congregación, María Enciso, hizo entrega al Rector del Santuario, D. Ángel Las Heras, del cuadro de la Virgen de la Paloma, para que permanezca, junto a las otras muchas tallas y cuadros de las distintas Cofradías y Congregaciones que han peregrinado hasta allí. Y cantamos el himno de la Virgen de la Paloma.
Cuántos momentos de encuentro, convivencia, oración y celebración vividos en dos días.
¡Cuántas sorpresas! ¡Cuántos detalles! ¡Cuántos regalos de la Madre!
Damos gracias a Dios por esta experiencia de auténticos peregrinos, caminando juntos, ayudándonos unos a otros.
Deseando nuestro próximo encuentro y mientras tanto, SEGUIMOS CAMINANDO porque toda nuestra vida es camino. Somos peregrinos hacia la meta, la de la Santidad