La primavera despierta en Gredos.

Como cada año, después de un invierno largo, con sus heladas, nieves, nieblas y frío en una tierra que siempre ha sido hostil para los que a lo largo de la historia trabajaron en sus campos despierta la primavera con paso firme.
El signo característico de este despertar en la Sierra de Gredos es la floración del piorno, el cuál nos ofrece un manto amarillo de intenso aroma mezcla de miel y vainilla. Acompañado éste del sonido de las aguas correr tras el deshielo y el cantar de los pájaros hacen que el terreno se vuelva más amable para todos los sentidos y marque la fecha de retorno de los vecinos a sus raíces. A volver a pasear por sus calles, beber de sus aguas, sembrar los huertos y a reencontrarse y compartir conversaciones con familiares y amigos.
Desde Navasequilla, en la Sierra de Villafranca y siendo uno de los pueblos más altos de España, se encuentra el balcón perfecto para disfrutar de la floración del piorno tan característico de la cara norte de Gredos.
Este arbusto, que florece desde marzo hasta julio teniendo su máximo esplendor en los meses de mayo y junio, ha tenido diferentes usos a lo largo del tiempo en estas poblaciones serranas como la realización de escobas, el techado de chozos o como combustible para hacer lumbre. Hoy en día los vecinos de nuestros pueblos también lo utilizan para decorar sus calles,iglesias o fuentes sabiendo que su arte, al igual que la flor del piorno, es efímero y que tendrán que esperar otro año, hasta la próxima primavera para teñir sus calles de amarillo.Y para los reencuentros, claro.
Texto de Noelia Moreno Blázquez