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“Cuando por fin el faraón dejó salir a los israelitas, Dios no los guió por el camino principal que atraviesa el territorio filisteo, aunque esa era la ruta más corta a la Tierra Prometida. Dios dijo:
«Si los israelitas llegaran a enfrentar una batalla, podrían cambiar de parecer y regresar a Egipto». Por eso Dios los hizo dar un rodeo por el camino del desierto, hacia el mar Rojo. Así los israelitas salieron de Egipto como un ejército preparado para la batalla”
Dios actúa totalmente diferente a como pensamos y sentimos. Lo más rápido, según el pensamiento del pueblo de Israel, era el camino principal pero Dios los hizo tomar la ruta más larga por SU PROPIO BIEN, para que no regresen a Egipto… los guió por medio del desierto. A veces nosotros queremos que Dios nos guíe por la ruta más rápida, la que nos lleve directo a lo que anhelamos y esperamos. Nos desesperamos para que todo sea ya, instantáneo pero Dios toma rutas desérticas y solitarias, no sigue nuestras órdenes, sigue Su propósito para con nosotros porque Él sabe lo que nos conviene y no actúa por lo que ven nuestros ojos sino por lo que ven Sus propósitos.
Hay un dicho popular que dice que Dios escribe derecho sobre renglones torcidos. Él sabe guiarnos en medio del camino difícil en el desierto.