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En un remoto rincón a orillas de la laguna Yarumal a la cual se accede por el cauce del río guayabero en una travesía de ocho horas en La Macarena, es el lugar que eligió el último sobreviviente de lo que en algún momento fue la etnia Tinigua. Sixto Muñoz un hombre de 76 años que vive confinado a la selva, cultivando sus propios alimentos y plantas medicinales, se vale de sus saberes ancestrales para hacer de este inhóspito lugar el hogar del último de los Tiniguas.
Teniendo en cuenta la importancia del valor cultural y étnico que definen una región en términos de tesoros inmateriales para la humanidad, se hace indispensable hacer un esfuerzo por rescatar, recopilar y preservar la sabiduría que durante siglos acumularon los Tinigua, conocimiento que en este momento recae en un anciano de 76 años que ha vivido sus días como muy pocos seres humanos podrían decir que lo hacen y en los colonos sobrevivientes de La Macarena.
La intención es ofrecer a la región y a la nación, a través de la etnografía audiovisual, un documento íntegro y sensato, que rescata la sabiduría ancestral de una de las historias étnicas más trágicas e inauditas que hayan sucedido jamás.