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Este octubre pasé un fin de semana increíble en Lisboa con mis padres, mi hermana y mis sobrinos. Durante tres días exploramos lo más típico de la ciudad: el majestuoso Monasterio de los Jerónimos, la icónica Torre de Belém y la hermosa Plaza del Comercio.
Paseamos por las calles llenas de encanto de Alfama, nos subimos al famoso Tranvía 28 y disfrutamos de las impresionantes vistas desde el Cristo Rey. Por supuesto, también probamos la deliciosa gastronomía local, incluyendo los famosos pastéis de nata y otros platos tradicionales.
Fue un viaje corto, pero lleno de momentos especiales en familia que siempre recordaré.