Lope de Vega 7 mejores poemas

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Poesía Recitada Tomás Galindo

Poesía Recitada Tomás Galindo

Күн бұрын

Contiene:
00:03 Desmayarse, atreverse, estar furioso
01:02 Qué tengo yo que mi amistad procuras
01:53 Pobre barquilla mía
06:36 A mis soledades voy
11:00 Oh libertad preciosa
16:14 Desengaño de la vida
20:33 A la noche
Poesía, cuentos y narraciones en la voz de Tomás Galindo.

Пікірлер: 7
@mmolina1956
@mmolina1956 22 күн бұрын
Que recuerdos más hermosos me traen. Gracias ☺️🎉🎉
@tomasagustincasaubon3613
@tomasagustincasaubon3613 2 ай бұрын
Creo que "¿Qué tengo yo que mi amistad procuras?", fue el primer poema que aprendí de memoria...
@herminiaviupalacio7651
@herminiaviupalacio7651 5 ай бұрын
CUANTA ENSEÑANZA EN ESTOS SONETOS
@ErnestoR.
@ErnestoR. Жыл бұрын
I. Desmayarse, atreverse, estar furioso Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo, alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso; huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor suave, olvidar el provecho, amar el daño; creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño; esto es amor, quien lo probó lo sabe. II. Qué tengo yo que mi amistad procuras ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta cubierto de rocío pasas las noches del invierno escuras? ¡Oh cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío, si de mi ingratitud el hielo frío secó las llagas de tus plantas puras! ¡Cuántas veces el Ángel me decía: «Alma, asómate agora a la ventana, verás con cuánto amor llamar porfía»! ¡Y cuántas, hermosura soberana, «Mañana le abriremos», respondía, para lo mismo responder mañana! III. Pobre barquilla mía Pobre barquilla mía, entre peñascos rota, sin velas desvelada, y entre las olas sola: ¿Adónde vas perdida? ¿Adónde, di, te engolfas? Que no hay deseos cuerdos con esperanzas locas. Como las altas naves te apartas animosa de la vecina tierra, y al fiero mar te arrojas. Igual en las fortunas, mayor en las congojas, pequeño en las defensas, incitas a las ondas. Advierte que te llevan a dar entre las rocas de la soberbia envidia, naufragio de las honras. Cuando por las riberas andabas costa a costa, nunca del mar temiste las iras procelosas. Segura navegabas; que por la tierra propia nunca el peligro es mucho adonde el agua es poca. Verdad es que en la patria no es la virtud dichosa, ni se estimó la perla hasta dejar la concha. Dirás que muchas barcas con el favor en popa, saliendo desdichadas, volvieron venturosas. No mires los ejemplos de las que van y tornan, que a muchas ha perdido la dicha de las otras. Para los altos mares no llevas cautelosa ni velas de mentiras, ni remos de lisonjas. ¿Quién te engañó, barquilla? Vuelve, vuelve la proa, que presumir de nave fortunas ocasiona. ¿Qué jarcias te entretejen? ¿Qué ricas banderolas azote son del viento y de las aguas sombra? ¿En qué gabia descubres del árbol alta copa, la tierra en perspectiva, del mar incultas orlas? ¿En qué celajes fundas que es bien echar la sonda, cuando, perdido el rumbo, erraste la derrota? Si te sepulta arena, ¿qué sirve fama heroica? Que nunca desdichados sus pensamientos logran. ¿Qué importa que te ciñan ramas verdes o rojas, que en selvas de corales salado césped brota? Laureles de la orilla solamente coronan navíos de alto borde que jarcias de oro adornan. No quieras que yo sea por tu soberbia pompa faetonte de barqueros, que los laureles lloran. Pasaron ya los tiempos cuando, lamiendo rosas, el céfiro bullía y suspiraba aromas. Ya fieros huracanes tan arrogantes soplan, que, salpicando estrellas, del sol la frente mojan. Ya los valientes rayos de la vulcana forja, en vez de torres altas, abrasan pobres chozas. Contenta con tus redes, a la playa arenosa mojado me sacabas; pero vivo, ¿qué importa? Cuando de rojo nácar se afeitaba la aurora, más peces te llenaban que ella lloraba aljófar. Al bello sol que adoro, enjuta ya la ropa, nos daba una cabaña la cama de sus hojas. Esposo me llamaba, yo la llamaba esposa, parándose de envidia la celestial antorcha. Sin pleito, sin disgusto, la muerte nos divorcia: ¡Ay de la pobre barca que en lágrimas se ahoga! Quedad sobre la arena, inútiles escotas; que no ha menester velas quien a su bien no torna. Si con eternas plantas las fijas luces doras, ¡oh dueño de mi barca!, y en dulce paz reposas, merezca que le pidas al bien que eterno gozas que adonde estás me lleve más pura y más hermosa. Mi honesto amor te obligue; que no es digna victoria para quejas humanas ser las deidades sordas. Mas ¡ay, que no me escuchas! Pero la vida es corta: viviendo, todo falta; muriendo, todo sobra.
@ErnestoR.
@ErnestoR. Жыл бұрын
IV. A mis soledades voy A mis soledades voy, de mis soledades vengo, porque para andar conmigo me bastan mis pensamientos. No sé qué tiene la aldea donde vivo y donde muero, que con venir de mí mismo, no puedo venir más lejos. Ni estoy bien ni mal conmigo; mas dice mi entendimiento que un hombre que todo es alma está cautivo en su cuerpo. Entiendo lo que me basta, y solamente no entiendo cómo se sufre a sí mismo un ignorante soberbio. De cuantas cosas me cansan, fácilmente me defiendo; pero no puedo guardarme de los peligros de un necio. Él dirá que yo lo soy, pero con falso argumento; que humildad y necedad no caben en un sujeto. La diferencia conozco, porque en él y en mí contemplo su locura en su arrogancia, mi humildad en mi desprecio. O sabe naturaleza más que supo en este tiempo, o tantos que nacen sabios es porque lo dicen ellos. «Sólo sé que no sé nada», dijo un filósofo, haciendo la cuenta con su humildad, adonde lo más es menos. No me precio de entendido, de desdichado me precio; que los que no son dichosos, ¿cómo pueden ser discretos? No puede durar el mundo, porque dicen, y lo creo, que suena a vidrio quebrado y que ha de romperse presto. Señales son del juicio ver que todos le perdemos, unos por carta de más, otros por carta de menos. Dijeron que antiguamente se fue la verdad al cielo; tal la pusieron los hombres, que desde entonces no ha vuelto. En dos edades vivimos los propios y los ajenos: la de plata los extraños, y la de cobre los nuestros. ¿A quién no dará cuidado, si es español verdadero, ver los hombres a lo antiguo y el valor a lo moderno? Todos andan bien vestidos, y quéjanse de los precios, de medio arriba romanos, de medio abajo romeros. Dijo Dios que comería su pan el hombre primero en el sudor de su cara por quebrar su mandamiento; y algunos, inobedientes a la vergüenza y al miedo, con las prendas de su honor han trocado los efectos. Virtud y filosofía peregrinan como ciegos; el uno se lleva al otro, llorando van y pidiendo. Dos polos tiene la tierra, universal movimiento, la mejor vida el favor, la mejor sangre el dinero. Oigo tañer las campanas, y no me espanto, aunque puedo, que en lugar de tantas cruces haya tantos hombres muertos. Mirando estoy los sepulcros, cuyos mármoles eternos están diciendo sin lengua que no lo fueron sus dueños. ¡Oh, bien haya quien los hizo! Porque solamente en ellos de los poderosos grandes se vengaron los pequeños. Fea pintan a la envidia; yo confieso que la tengo de unos hombres que no saben quién vive pared en medio. Sin libros y sin papeles, sin tratos, cuentas ni cuentos, cuando quieren escribir, piden prestado el tintero. Sin ser pobres ni ser ricos, tienen chimenea y huerto; no los despiertan cuidados, ni pretensiones ni pleitos; ni murmuraron del grande, ni ofendieron al pequeño; nunca, como yo, firmaron parabién, ni Pascuas dieron. Con esta envidia que digo, y lo que paso en silencio, a mis soledades voy, de mis soledades vengo. V. Oh libertad preciosa ¡Oh libertad preciosa, no comparada al oro ni al bien mayor de la espaciosa tierra! Más rica y más gozosa que el precioso tesoro que el mar del Sur entre su nácar cierra, con armas, sangre y guerra, con las vidas y famas, conquistado en el mundo; paz dulce, amor profundo, que el mal apartas y a tu bien nos llamas, en ti sola se anida oro, tesoro, paz, bien, gloria y vida. Cuando de las humanas tinieblas vi del cielo la luz, principio de mis dulces días, aquellas tres hermanas que nuestro humano velo tejiendo llevan por inciertas vías, las duras penas mías trocaron en la gloria que en libertad poseo, con siempre igual deseo, donde verá mi dichosa historia quien más leyere en ella que es dulce libertad lo menos della. Yo, pues, señor exento, de esta montaña y prado, gozo la gloria y libertad que tengo. Soberbio pensamiento jamás ha derribado la vida humilde y pobre que entretengo; cuando a las manos vengo con el muchacho ciego, haciendo rostro embisto, venzo, triunfo y resisto la flecha, el arco, la ponzoña, el fuego, y con libre albedrío lloro el ajeno mal y canto el mío. Cuando el aurora baña con helado rocío de aljófar celestial el monte y prado, salgo de mi cabaña riberas de este río, a dar el nuevo pasto a mi ganado; y cuando el sol dorado muestra sus fuerzas graves, al sueño el pecho inclino debajo un sauce o pino, oyendo el son de las parleras aves, o ya gozando el aura donde el perdido aliento se restaura. Cuando la noche fría con su estrellado manto el claro día en su tiniebla encierra, y suena en la espesura el tenebroso canto de los noturnos hijos de la tierra, al pie de aquesta sierra con rústicas palabras mi ganadillo cuento; y el corazón contento del gobierno de ovejas y de cabras, la temerosa cuenta del cuidadoso rey me representa. Aquí la verde pera con la manzana hermosa de gualda y roja sangre matizada, y de color de cera la cermeña olorosa tengo, y la endrina de color morada; aquí de la enramada parra que al olmo enlaza, melosas uvas cojo; y en cantidad recojo, al tiempo que las ramas desenlaza el caluroso estío, membrillos que coronan este río. No me da discontento el hábito costoso que de lascivo el pecho noble inflama es mi dulce sustento del campo generoso estas silvestres frutas que derrama; mi regalada cama de blandas pieles y hojas que algún rey la envidiara; y de ti, fuente clara, que bullendo el arena y agua arrojas, esos cristales puros, sustentos pobres, pero bien seguros. Estése el cortesano procurando a su gusto la blanda cama y el mejor sustento; bese la ingrata mano del poderoso injusto, formando torres de esperanza al viento; viva y muera sediento por el honroso oficio, y goce yo del suelo al aire, al sol y al hielo, ocupado en mi rústico ejercicio; que más vale pobreza en paz que en guerra mísera riqueza. No temo al poderoso ni al rico lisonjeo, ni soy camaleón del que gobierna; ni me tiene envidioso la ambición y deseo de ajena gloria ni de fama eterna. Carne sabrosa y tierna, vino aromatizado, pan blanco de aquel día, en prado, en fuente fría, halla un pastor con hambre fatigado; que el grande y el pequeño somos iguales lo que dura el sueño.
@ErnestoR.
@ErnestoR. Жыл бұрын
VI. Desengaño de la vida ¡Oh tú, que estás sepultado en el sueño del olvido: si para tu bien dormido, para tu mal desvelado! Deja el letargo pesado, despierta un poco y advierte que no es bien que desa suerte duerma y haga lo que hace quien está, desde que nace, en los brazos de la muerte. Da lugar al pensamiento para que discurra y veas que lo más que tú deseas no es más que soplo de viento. No labres sin fundamento máquinas de vanidad, pues la mayor majestad en un sepulcro se encierra, donde dice, siendo tierra: "Aquí vive la verdad…" Mira cómo pasó ayer, veloz, como tantos años; evidentes desengaños del limitado poder. Lo que fue dejó de ser, y no quedó dello más del ha sido: tú, que vas por este mundo inconstante; mira que el que va adelante avisa al que va detrás. La corona y la tiara que tanto el mundo estimó, ¿qué se hizo, en qué paró sino en lo que todo para? ¡Oh mano del mundo avara! Si tanto bien nos limitas, ¿para qué, di, nos incitas a aspirar a más y más, si lo que despacio das tan de prisa nos lo quitas? Si te engaña el propio amor para que no veas el daño, la muerte, que es desengaño, sirva de despertador. Hoy nace la tierna flor, y, hoy, su curso se termina; todo a la muerte camina: la estatua del más bizarro, como está fundada en barro, la deshace cualquier china. ¿En qué piensas o a qué aspiras cuando tras tu gusto vas, pues dél no te queda más que enemigos que conspiras? Si es que adelante no miras, mira la vida pasada, que, si en tan corta jornada lo más pasa desa suerte, hasta llegar a la muerte ¿qué te queda? Poco o nada. Desde el nacer al morir casi se puede dudar si el partir es el parar, o el parar es el partir. Tu carrera has de seguir: y pues con tal brevedad pasa la más larga edad, ¿cómo duermes y no ves que lo que aquí un soplo es es allá una eternidad? Mira el tiempo volador cómo pasa, y considera cómo va tras la carrera desde el menor al mayor. El esclavo y el señor corren parejas iguales, que, como nacen mortales, iguales van a la hoya, de cuya deshecha Troya aún no quedan las señales. La juventud más lozana ¿en qué paró? ¿qué se hizo? Todo el tiempo lo deshizo y anocheció su mañana, la muerte siempre es temprana y no perdona a ninguno: goza del tiempo oportuno, granjea con tu talento, que aquí dan uno por ciento y allí dan ciento por uno. ¿Qué eternidades te ofrece la más dilatada vida, pues que apenas es venida cuando se desaparece? Hoy piensas que te amanece y es el día de tu ocaso. ¡Término breve y escaso! Mas ¿qué mucho, si volando te va la muerte buscando cuando tú vas paso a paso? La dama más celebrada, lazo en que todos cayeron, ella y ellos, di, ¿qué fueron sino tierra, polvo y nada? ¡Oh limitada jornada, oh frágil naturaleza! La humildad y la grandeza todo en nada se resuelve: es de tierra y a ella vuelve, y así, acaba en lo que empieza. ¿De qué te sirve anhelar, por tener y más tener, si eso en tu muerte ha de ser fiscal que te ha de acusar? Todo acá se ha de quedar; y pues no hay más que adquirir en la vida que el morir, la tuya rige de modo, pues está en tu mano todo, que mueras para vivir. VII. A la noche Noche fabricadora de embelecos, loca, imaginativa, quimerista, que muestras al que en ti su bien conquista, los montes llanos y los mares secos; habitadora de celebros huecos, mecánica, filósofa, alquimista, encubridora vil, lince sin vista, espantadiza de tus mismos ecos; la sombra, el miedo, el mal se te atribuya, solícita, poeta, enferma, fría, manos del bravo y pies del fugitivo. Que vele o duerma, media vida es tuya; si velo, te lo pago con el día, y si duermo, no siento lo que vivo.
@mmolina1956
@mmolina1956 22 күн бұрын
​@@ErnestoR.😂😂😂🎉🎉 Gracias.
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