#LosPanasDeAna

Nombre: Willy McKey
Ocupación: Escritor, cronista y portador del pelo mejor hidratado de la literatura venezolana.
Venezolano en Buenos Aires
Pana de Ana desde 2012.
Escribirle algo bonito a un escritor es tan complicado como sentirse elegante en una fiesta en la que coincidas con Carolina Herrera.
Willy es de esos panas que quieres tanto que te da rabia no haber sabido de él antes, porque me encantaría saber qué hubiese sido de nosotros si nos hubiésemos conocido en los 90 mientras él estudiaba Letras y yo Artes en la UCV. Me lo imagino todo echoneto porque su escuela le prestaba sus salones a la mía (los de la Escuela de Artes de la UCV siempre fuimos unos desterrados que vimos toda la carrera en salones prestados) y seguramente nos hubiésemos hecho amigos en la Tierra de Nadie mientras nos fumábamos una caja de Belmont comprada entre los dos (y de las de 10, porque para la grande no alcanzaba). Me encantaría saber cómo hubiese sido nuestra vida sin conocer a Chávez, yéndonos un fin sí y otro no para Choroní o sentándonos los viernes a comer pizza y "escuchar" a Only Richard en El León mientras decidíamos si de ahí nos íbamos a casa de Jairo Gudiño o de Rebeca Alemán.
Pues la realidad es que a Willy lo conocí cuando lo tenía que conocer y nadie nos quita ni lo comío ni lo bebío (lo bailao no porque es pavoso bailar con los hermanos) y nadie le podrá quitar jamás el mérito de que haya sido el primer hombre - después de su papá - que le escribió un poema y le regaló flores a Micaela el día que se enfermó por primera vez:
A curarse, Micaela,
que te han regalado flores
(y es de mala educación
mantenerse con dolores). A curarse, muchachita,
porque no hay necesidad
de ponerle el alma en vilo
a nuestra comunidad.
Que somos todos mayores
y, además, almas sensibles.
Tolerar que algo te duela
Ya nos resulta imposible.
Es hora de que sonrías
sanita y te reincorpores.
¡A curarse, Micaela,
que te han regalado flores! (Un secreto: son tres rosas:
una tú y dos tus papás...
y las otras flores locas
somos todos los demás). Aquí les dejo a mi amado Willy. El que llegó cuando llegó... para quedarse.
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