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Este domingo se nos predicó sobre Filipenses 2:12-30, donde se nos recordó que al seguir el ejemplo de Cristo, la iglesia brilla como una luz en medio de un mundo oscuro. Pablo nos anima a trabajar en nuestra salvación con temor y temblor, confiando en que es Dios quien obra en nosotros para cumplir su voluntad. Al vivir en obediencia y sin quejas, reflejamos la luz de Cristo y damos testimonio de Su amor. Así, como creyentes, somos llamados a ser una influencia transformadora en nuestro entorno, mostrando al mundo quién es Cristo a través de nuestras acciones.