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Monólogo de Luis Piedrahita sobre la zona más sensible del cuerpo humano: el capó del coche.
Nadie ha visto jamás las inglés de una monja. Ahí nadie mira.
Los coches se rayan por tres razones:
1- Fiarse de otro al aparcar
2- La columna fantasma: una columna que brota en un parking cuando tu no miras donde tú no ves.
3- El bolardo o pivote invisible, que no lo ves, lo oyes.