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“Yo le pido al país un acto de fe” dijo la nueva fiscal general Luz Adriana Camargo en una de sus primeras entrevistas. Precisamente es fe y confianza lo que se ha perdido en la entidad después del paso de funcionarios que han tenido agenda propia por debajo y que han politizado la institución. Por eso uno de los retos más grandes que tiene hoy la Fiscal Camargo es recuperar para el cargo y para la entidad la credibilidad perdida.
Las primeras declaraciones de la nueva fiscal son ponderadas y sensatas y pueden dar razones para abrir un compás de espera ante su gestión. Lo del acto de fe es pedir demasiado porque la historia nos ha demostrado que es mejor tener dudas frente a quienes llegan a altos cargos del Estado. La fe suele ser ciega y es mejor tener los ojos bien abiertos frente a una gestión que tiene mucho por delante. A la sociedad le conviene estar vigilante.
Comparto mi columna para El País en su edición América Colombia.