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MAÑANAS CON EL ESPÍRITU SANTO
12 octubre
BUSCA LA SANTIDAD
Ahora es un tiempo de santificación y de acercarse a Mí. En Mi Reino, hay santidad y pureza. Aunque el pecado te separa de Mí, es la santificación la que te acercará más profundamente a Mi corazón, Mis caminos y valores. En esta temporada, quiero que Mi pueblo que, es llamado por Mi nombre, me busque a un nivel más profundo, negándose a conformarse con nada menos, sin soltarme hasta que los bendiga. Quiero que sean aquéllos que no comprometerán su caminar conmigo por las tentaciones del mundo, aquéllos que seguirán adelante y considerarán todo lo demás como pérdida sólo para encontrarme cuando me busquen con todo su corazón. Necesito corazones penitentes y manos limpias. ¿Dónde están las personas que irán cuando Yo diga “¡vayan!”, aquéllos que clamarán “¡aquí estoy, Señor, envíame!”? Necesito siervos dispuestos que se conviertan en Mis líderes entre muchos, aquéllos que dirán “no” a la norma y se pondrán de pie y se destacarán por Mi Reino. ¡Durante demasiado tiempo, Mi pueblo ha estado cubierto por un sudario! Ahora, pues, os digo: quitad las vendas de la tumba y presentaos ante Mí purificados, con vestiduras reales y lavados en la sangre del Cordero.
ESCRITURAS
1 TESALONICENSES 4: 3-4 (RVR1960)
Pues esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación: que os apartéis de fornicación; que cada uno sepa controlar su propio cuerpo en santidad y honor.
GÉNESIS 32:26
Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Jacob respondió: No te soltaré si no me bendices.
HEBREOS 12:14-15 (RVR1960)
Procurad la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Mirad que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; que ninguna “raíz de amargura” brote y os perturbe, y por ella muchos sean contaminados.
ORACIÓN
Padre Dios, por favor hazme santo, lavado por la sangre de Tu Hijo Jesús. Ayúdame a mantener mis ojos en Ti. Cuando el mundo llame a mi puerta, no permitas que me tiente más de lo que puedo soportar y ofréceme una salida para no pecar contra Ti. No permitas que sea causa de pecado para nadie más, ni un obstáculo para mi hermano o hermana, en el nombre de Jesús, amén.
CONFESIÓN PROFÉTICA
Es hora de presentarnos ante Él purificados, con vestiduras reales y lavados en la sangre del Cordero.