Рет қаралды 114
INTRODUCCIÓN
«El Pensamiento descansa en la sombra de la acacia; este lugar triste y desierto, y esta tierra privada de aire fresco podría efectivamente ser la tumba de nuestro Padre1.»
La división ternaria es uno de los landmarks fundamentales de la Masonería. La integridad de la Orden se vulnera si trabajamos con menos de tres grados. Y tres grados que se encuentran relacionados, en un doble sentido: vertical y horizontal.
• Vertical (la plomada) en sentido jerárquico, pues cada grado supera al precedente e implica nuevos y más profundos conocimientos.
• Horizontal (el nivel), porque los tres grados interactúan entre sí, se alimentan y enriquecen mutuamente.
• En síntesis, el esquema del simbolismo es, a la vez, jerárquico e igualitario, vertical y horizontal, e implica un flujo permanente de la gnosis que circula entre los tres grados, y contribuye a unificarlos en una estructura común (la escuadra, el triángulo rectángulo formado por los mazos del Maestro y los Vigilantes, unidos)2.
Sin embargo, nos encontramos con varios problemas.
En primer lugar, el grado de Maestro, aceptado universalmente por todos los Ritos, se ha prodigado tanto, que hoy sólo podemos hablar de una Maestría virtual, y que la distancia entre la posesión administrativa del grado y su realización efectiva se ha tornado casi infinita. La Maestría Masónica debe recuperar su valor y dignidad, y transformarse en una condición o estado real, vivido, y no en un mero título, formalidad o palabra vacía.
En segundo lugar, más allá de la multiplicación de las iniciaciones, debemos reconocer además que, en el mismo Ritual de este grado detectamos una carencia, algo que no está completo, algo que se ha perdido. En efecto, todos los investigadores coinciden en afirmar que el grado de Maestro, tal como lo conocemos actualmente, es un grado incompleto, mutilado en varios de sus aspectos. Se trata de un verdadero «asesinato de Hiram», de una Pérdida de la Palabra, que la Masonería moderna sufrió prácticamente desde sus inicios, y que la ha marcado profundamente desde entonces.
De acuerdo con los mejores estudios realizados sobre el tema, se cree que el Ritual original incluía no sólo la muerte de Hiram y la consecuente pérdida de la Palabra y su reemplazo por la Palabra Substituta, sino también, y fundamentalmente, la recuperación de la Palabra Verdadera, que comportaba un tácito renacimiento de Hiram. No sabemos a ciencia cierta las razones y el autor o los autores de esta mutilación. Algunos la atribuyen a la reforma efectuada en Inglaterra por Duckerley, quien transfirió los secretos del Maestro al Arco Real.