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1. Cuenta la leyenda que por la Catedral de León se pasean cuatro fantasmas. Uno de ellos es el rey Ordoño II, cuyos restos reposan junto a la girola; otro es Manrique de Lara, impulsor del templo; el tercero es el obispo de San Alvito, que trajo los restos de San Isidoro; y el último, el del patrono San Froilán. La catedral tiene también otra leyenda preciosa cuyo protagonista es un topo que impedía avanzar en su construcción y cuya piel, teóricamente, colgaba sobre la puerta de San Juan, tras ser cazado y destripado. La leyenda, sin embargo, perdió peso cuando se descubrió que lo que pende de la catedral es el caparazón de una tortuga llegada de un lugar remoto.
2. No es un sitio muy apropiado para que viva un león, así que ha decidido abandonar la alcantarilla y nos lo encontramos en plena acción de huida en la plaza de San Marcelo, junto al magnífico edificio del antiguo Ayuntamiento de León. La escultura es obra de Alejandro Sáenz de Miera y José Antonio Cuenca. Se ha elaborado con 300 kilos de bronce y su diseño está basado en un boceto inacabado del escultor asturiano Kiko Miralles. El gesto feroz del felino tratando de escapar del sumidero es, según los autores, una alegoría que se podría adaptar a cualquier crisis, presente, pasada o futura.
3. El arquitecto modernista Antoni Gaudí preparó una sorpresa para los que se atrevieran a tocar la escultura del dragón de su célebre Casa de Botines, construida a finales del siglo XIX como almacén de tejidos y vivienda particular. En esta fantástica edificación, el genio catalán colocó, como si fuera un mascarón de proa, una imagen de San Jorge triunfante sobre el dragón. Cuando se desmontó la escultura original, en 1950, apareció en su base un tubo de plomo con documentos de época. Y entre ellos, los planos originales del edificio. Pero no sólo eso, sino que a principios de 2020, y por casualidad, se descubrieron bajo las cuatro torres del inmueble decenas de cabezas de dragón camufladas. Son de madera y tienen la boca semiabierta. Y hasta ahora nadie había reparado en ellas, porque desde la calle son prácticamente imperceptibles.
4. Esta plaza empedrada fue construida durante los siglos XV y XVI para ser punto de encuentro de mercaderes del grano. De ahí su nombre. Pero tiene la singularidad de que, detrás de la iglesia de Santa María del Camino, se muestra un Crucifijo que marca el lugar exacto donde, según la leyenda, se apareció la Virgen un 9 de febrero. Por aquí transitan también los peregrinos de camino a Santiago de Compostela y en la plaza se venera cada Semana Santa, con una procesión, al borracho más famoso de la ciudad: San Genarín, que fue atropellado junto a las murallas romanas en 1929.