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Eduardo Alcántara es compositor y productor musical. A los 30 años su vida entró en declive arrastrado por su dependencia del alcohol. Al principio conseguía esconder su adicción y mantener la confianza en su entorno profesional. Pero, progresivamente, su nivel de alcoholismo fue aumentando hasta que llegó a sobrepasarle y condicionar toda su vida. A la dependencia del alcohol se sumó un estado depresivo. Eduardo empezó a mezclar alcohol y ansiolíticos. En aquella época, como el mismo cuenta, pasaba el tiempo durmiendo por el día y consumiendo durante la noche. "Era la única manera de estar ajeno a mi. Yo no quería saber nada de mi". Su estado físico se deterioró de forma gravísima. Confiesa que no llegó a suicidarse por falta de valor para hacerlo, y porque "algo dentro de mi me decía que eso no debía hacerlo".
Todos sabemos la enorme dificultad que implica salir de cualquier tipo de adicción. Tras años esclavizado por ese altísimo nivel de dependencia, y más muerto que vivo, sucedió algo que le sacó de aquel infierno "de forma inmediata", dice el propio Eduardo.
"Como un niño pequeño le pedí a Dios que me ayudara, y su respuesta fue instantánea". Fue una sanación espontánea, como él la define. "Estaba muerto y, como Lázaro, en un instante me vi en pie y lleno de vida".
Todo empezó a cambiar radicalmente para él tras la milagrosa curación. Llegaron nuevas personas a su vida, volvió el trabajo, vivió experiencias que no es capaz de entender de forma racional (incluyendo su "conversación" con la Virgen en una peregrinación a Medjugorje...). "Tengo la certeza absoluta de la existencia de Dios. He comprobado su poder y su misericordia", afirma Eduardo Alcántara.
En su nuevo camino, los Sacramentos y el acompañamiento de la Iglesia han sido absolutamente fundamentales para su sanación física y espiritual. Eduardo se esforzó (y sigue haciéndolo), en conocer y profundizar en su fe, principalmente para poder agradecer mejor a Dios el milagro que obró en él.
Esta es el impresionante testimonio de un hombre abocado a una muerte prematura, del antes y después de tener a Dios en su vida. Esta es la historia de Eduardo Alcántara, ex alcohólico salvado y sanado por la gracia de Dios.
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