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Nosotros los cristianos debemos ser la luz y la sal del mundo. La presencia de Dios en nuestras vidas debe de alumbrar la vida de los demás. Estamos hechos para brillar, para dar sabor, que el mundo vuelva a sentir nuestra presencia, y que cuando nos vean tengan que exclamar asombrados: "Miren cómo se aman". En este programa el Padre Willie nos recuerda que somos lámpara, que llevamos la luz en nosotros, pero la luz es Cristo, es a Él a quien tienen que dar gloria.