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MIRACULUM for Wind Band. Martínez Gallego
Unión Musical de Muro. CIBM
Rafa García Vidal, director.
MIRACULUM
El rey Carlos IV mandó la construcción de una iglesia en la madrileña Cuesta de los Areneros, hoy Paseo de la Florida. La ermita de San Antonio de la Florida, conocida también como Real Ermita de San Antonio de la Florida, se encuentra situada en la plaza del mismo nombre, y se considera como la única superviviente de las tres ermitas, dedicadas a san Antonio de Padua, que hubo a las afueras de Madrid.
Como Pintor de Cámara que era, Goya fue el encargado, en 1798, de decorar el interior del templo. El tema elegido para la cúpula central que preside el templo es un milagro de San Antonio.
Pasado el año 1200, San Antonio, estando en Padua, recibió la noticia de que su padre había sido acusado de asesinato en Lisboa. Convencido de su inocencia, pidió permiso para ayudar a su padre y un ángel le trasladó milagrosamente a la capital portuguesa. Intentó inútilmente convencer a los jueces de su error, por lo que solicitó al gobernador que el fallecido fuese desenterrado para ser interrogado. La noticia corrió como la pólvora por la ciudad, concentrándose en el cementerio un buen número de paisanos para contemplar el evento. San Antonio, en nombre de Jesucristo, pidió al asesinado que declarase en voz alta si su padre había participado en su muerte, incorporándose el cadáver y proclamando la inocencia del acusado. Este es el momento que Goya ha elegido. San Antonio es la figura vestida con hábito pardo situado sobre una roca y el resucitado aparece siendo sujetado por uno de los enterradores. Tras él se contempla a un hombre y a una mujer que se interpretan como los padres del santo, de origen lisboeta. Tras una barandilla, al estilo de las balconadas madrileñas, se sitúan los diferentes personajes en diferentes posturas con niños que juguetean sobre la balaustrada, mujeres que charlan entre sí, cuchicheando, observando atentamente y personajes gesticulantes, contrapuestos en los que se mezclan asombro y devoción. La zona superior se corona con un efecto de cielo y árboles, para crear la sensación de desaparición de la arquitectura.
San Antonio hizo compañía todo el día a sus padres. Por la noche, después de una amarga despedida, salió de Lisboa y a la mañana siguiente, por divino prodigio, estaba en Padua de nuevo.
La obra relata todo lo ocurrido, desde la acusación de asesinato, el viaje del Santo a Lisboa, su vuelta a Padua y los detalles de la pintura en la cúpula central de la ermita realizados por Goya.
Los frescos de Goya dotan a esta ermita de una atmósfera indescriptible, muy original y cargada de fuerza expresiva. En ella está actualmente la tumba del genial pintor aragonés.