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“Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados” Salmo 34:5
Por el vínculo existente con el versículo precedente, debemos entender que el pronombre "él" se refiere a la palabra "Jehová": "Los que miraron al Señor Jehová fueron alumbrados." Pero ningún hombre ha mirado aún a Jehová Dios tal como Él es y ha encontrado consuelo en Él, pues "nuestro Dios es fuego consumidor". Un Dios absoluto, aparte del Señor Jesucristo, no puede dar ningún consuelo a un corazón atribulado. Podríamos mirarlo a Él y quedaríamos ciegos, pues la luz de la Deidad es insufrible. Así como el ojo mortal no puede fijar su mirada en el sol, el intelecto humano no podría mirar alguna vez a Dios y encontrar la luz, pues el brillo de Dios heriría el ojo de la mente con eterna ceguera. La única forma en que podemos ver a Dios es a través del Mediador Jesucristo: "Hasta que no vea a Dios encarnado, mi pensamiento está desconsolado".