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Montelén para los exploradores urbanos es el santo grial de los abandono, porque no sólo se tiene que ir a un lugar abandonado, sino que también se debe viajar mucho y hacer una travesía en el bosque, llegar a este lugar fue una de las experiencias más hermosa y única que me tocó vivir.
hacer este viaje no fue nada fácil, se necesitó mucha logística, dedicación y planeamiento.
duele mucho saber que una mansión tan importante y con tanta historia se encuentre en este estado, un lugar que gracias a un hombre visionario, dejó de ser un estancia para ser todo un pueblo y hoy se encuentra en un estado de abandonó extremo.
Este es un registro más de como los Argentinos vimos perdiendo nuestra historia y nuestro patrimonio.
Un agradecimiento especial a un genio amigo de la Familia un León Viajero
/ elargentocasanova
por las tomas de drone y su gran amistad.
También agradezco a otro colaborador e integrante de la familia a Matías Torrico compositor musica y un crack.
/ ttorrikobeats
Instagram:
mattias_torriko...
Agradezco a toda la Familia por el aguante de siempre, gracias por los comentario.
Bienvenido a todos los nuevos integrante, y a los que llegan por primera vez puede sumarse y formar parte de esta gran familia.
En esta oportunidad me acompaña un gran amigo y compañero, integrante de la familia waly urbex, les dejo su canal:
/ @walyurbex9309
Historia de la segunda parte
Debido al descontento de Matilde por vivir tan aislada de la vida social, queriendo evitar que ella se
vaya tal como le sucedió al dueño anterior, Salaberry hizo unas modificaciones en la estancia para
sumarle aún más excentricidades. Contrató al prestigioso paisajista francés Carlos Thays para que
diseñe un bello parque que adorne la casona, hizo una piscina gigante, y construyó un zoológico
privado, que contaba con pájaros y peces exóticos, pumas, leones, y hasta un oso polar, al que
mantenían con una fábrica de hielo que trabajaba en el sótano de la casa las 24hs del día. Los
Salaberry no reparaban en gastos, las jaulas de los leones están hechas con las rejas imponentes de
la quinta Lezica, al transformarse en parque Lezica (actual parque Rivadavia en CABA).
Es aquí cuando la tragedia aparece. Los animales del zoológico obviamente necesitaban cuidados
especiales, y un hombre estaba a cargo de darles de comer todos los días. Él acostumbraba llevar a
su nieta con él para que vea y se divierta con los animales. Un día, la niña se alejó de la vista de su
abuelo para ir a la jaula de los leones. Al intentar acariciar a la leona, se asoma a través de los
barrotes de su gran jaula, y, de un zarpazo, ésta la degolla.
De más está decir que los Salaberry tuvieron que deshacerse de los animales, y no tardaron en volver
a caer en crisis y abandonar la estancia en 1929.
La estancia estaba sin dueño hasta que encontró comprador en el año 1942. Esta tercera parte la
protagoniza Francisco Martín Suárez Zabala, el inventor del famoso analgésico Geniol. Lo primero que
hizo fue cambiarle el nombre a la estancia, y llamarla “Montelén”, (montes de leña). Las tierras puestas
nuevamente a producir sumaron millones a la fortuna de don Suárez, quien veía resurgir de sus
cenizas a la estancia por tercera vez.
Había cientos de personas trabajando, Montelén se hizo fuerte, pero a la larga tampoco pudo evitar la
decadencia. Las nuevas industrias en la zona hicieron que el lugar comience a desplegarse, y el
pueblo comenzaba a morir. Como si fuera poco, en 1974 un tornado destruyó la iglesia y la escuela,
dos de las construcciones más emblemáticas de Montelén. Poco tiempo después, Suárez muere, y
con él muere lo último que quedaba de la estancia.
La cuarta parte comienza ahí y continúa en la actualidad, con un abandono de más de 40 años. La
escuela y la iglesia están siendo explotadas turísticamente, pero la mansión quedó encerrada y
olvidada en el corazón del monte, habitada solo por cientos de murciélagos, siendo casi imposible
llegar sin ayuda de tecnología y muchas muchas ganas y dedicación para atravesar los densos
bosques que la rodean.