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En el último día de un fantástico verano de 2024 volvimos diez años después al lugar donde empezó todo, a Nerva, en busca de varios objetivos.
Muy cercano a dicho núcleo urbano nos dirigimos al primero de ellos, la mina Peña del Hierro, la cual rodeamos para contemplar su gran belleza desde diversos miradores. Dicho recorrido fue en ascenso y lleno de curvas, para seguidamente fijarnos en el siguiente objetivo.
Llegó el momento de la aventura. Una aventura con varios kilómetros con cierto desnivel que se complicaron más cuando tuvimos que hacer una travesía salvaje sorteando muchísima maleza. Tras mucho esfuerzo y sufrimiento, llegamos a coronar la cumbre de la Sierra Padre Caro, con un vértice geodésico que para sorpresa nuestra tenía un avispero repleto de avispas que nos no permitieron permanecer en dicha cima mucho tiempo, y asi poder disfrutar de un merecido descanso con unas espectaculares panorámicas.
Poco tiempo después llegó una pequeña llovizna, que sí es cierto que esperábamos pero que llegó más tarde de lo vaticinaban. Nosotros seguimos nuestro itinerario en búsqueda del lugar desde donde nace el río Tinto, el cual tiñe todo lo que rodea de un color espectacular.