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Mi amado hijo, esta es la señal que has estado esperando la respuesta a tus fervientes oraciones. Has clamado suplicando y buscando alivio a tus cargas. Y yo estoy aquí para responder. Este momento está divinamente señalado y estas palabras llegan a ti justo cuando las necesitas. Mi espíritu santo te rodea infundiendo tu vida con fuerza. Has sentido la necesidad de escucharme y he elegido este preciso momento para revelarte mi amor. A través de las escrituras te he guiado donde mensajes de poder y promesa saltan de las páginas cuando abres tu biblia con un corazón abierto a la verdad. Hoy has sintonizado tu corazón para escuchar de verdad y renovar el pacto que hiciste conmigo de confiar en mí para poner tu fe y todas tus esperanzas en mis manos. Así que créelo y no dejes que la preocupación te consuma o te lleve a dudar de que tus oraciones lleguen a mi trono. Sabed que desde el momento en que me llamasteis por primera vez, un ángel fue enviado desde el cielo con la llave de vuestra liberación. Eres precioso para mí y una gran batalla se libra por tu alma en los reinos celestiales.
El enemigo quiere derribarte e impedir tu victoria. Pero mis legiones luchan en tu nombre contra las tinieblas. Las pruebas que te han sobrevenido no son aleatorias. Son parte de esta guerra espiritual. De ahora en adelante, debes ser vigilante y sabio. Sé cauteloso con tus palabras. Guarda bien tus secretos y discierne en quién confías. Tu viaje está plagado de desafíos, pero también de intervención divina. Las luchas a las que te enfrentas no están destinadas a quebrantarte, sino a reforzar tu fe, a enseñarte a confiar en mi palabra y a fortificar tu espíritu contra las asechanzas del adversario. Mientras atraviesas estas pruebas, mantente cerca de mí. A través de la oración. A través de la escritura y a través de los momentos tranquilos cuando mi espíritu habla a tu corazón. Recuerda, nunca estás solo en esta lucha. Mi presencia es constante contra las fuerzas que buscan tu caída. Deja que esta seguridad te llene de paz.