Рет қаралды 64,507
Este último fragmento que presentamos, se puede resumir en una sola escena, una cumbre de la historia del cine, precisamente la penúltima escena del film. En ella los campesinos y campesinas celebran la autoliberación armada en el patio de la hacienda, tras ajusticiar al asesino Áttila luego que éste confiese sus crímenes. Olmo les convence entonces para someter a juicio popular al patrón, a Alfredo. En una escena de altísimo contenido simbólico, Olmo, erigido en juez, condena a muerte a su amigo/némesis Alfredo pero inmediatamente apostilla que no van a matarle, porque "el patrón ya está muerto" y le dice a Alfredo Berlingheri que es libre de ir adonde quiera. Minutos después irrumpe en la hacienda un camión con partisanos del Comité de Liberación Nacional que en nombre del gobierno provisional formado por el PCI, el PSI, la DC y el Partido de Acción requisan las armas de los campesinos, que éstos entregan con resignación y algunas protestas. Un muchacho, un niño en realidad, el que ha detenido a Alfredo, se niega a entregar su fusil; un carabinero le da una bofetada y le quita el arma, que lanza al camión junto con las otras. Los partisanos se van, y los campesinos se dispersan. En el patio de la hacienda solo quedan el niño, sentado y llorando la pérdida, y Olmo y Alfredo mirándose a los ojos. Alfredo sonríe. "El patrón está vivo", musita.
En 1945, sacudió Europa y el Mundo entero, la victoria sobre el nazifascismo, logro heroico del pueblo italiano, encabezado por el movimiento partisano, por el proletariado, con los partidos de la clase obrera PC, PS y demás partidos políticos democráticos y junto a los luchadores solidarios de muchos países.
Los partidos más importantes de la Resistencia constituyeron el Comité de Liberación Nacional (CLN). La lucha armada se dio por terminada el 25 de abril de 1945, cuando el Comité de Liberación Nacional de la Alta Italia (CLNAI) consiguió el control de casi todas las ciudades del norte del país, último territorio todavía en poder de las tropas nazis en su retirada hacia Alemania. La rendición incondicional del ejército alemán tuvo lugar el 29 de abril de 1945, aunque en alguna ciudad como Génova ya habían depuesto sus armas ante los partisanos días antes. Esto marcó el final de la Resistencia. El Comité de Liberación Nacional se hizo cargo de los primeros gobiernos de la posguerra: se produjeron entonces grandes divergencias sobre la configuración del nuevo estado italiano; por una parte, los partidos de izquierdas se negaban a regresar al viejo estado liberal prefascista y (con el apoyo del Partito d'Azione) defendieron que la Resistencia tuviera un papel decisivo en la construcción de la nueva democracia y que esta rompiera con la monarquía. Por el contrario, el resto de fuerzas (sobre todo los democristianos, los liberales y los militares que no reconocieron la RSI) abogaban por el mantenimiento del régimen monárquico. La Asamblea Constituyente elegida en 1946 estuvo compuesta en su mayor parte por miembros del CLN, que fueron los que redactaron la Constitución de la República Italiana, inspirada en los principios de democracia y antifascismo característicos de la Resistencia.