OLAS EN LA CANALETA (PUNTA UMBRÍA) - HUELVA

El extremo de la punta de flecha litoral donde se ubica el municipio onubense de Punta Umbría es conocido como Punta de la Canaleta, y en ella se encuentra la playa del mismo nombre.
No hace muchos años, en la Punta de la Canaleta las aguas del Atlántico conectaban directamente con las de la ría de Punta Umbría en la misma punta. Este paisaje cambió con la incorporación del espigón, y desde entonces se creó la amplia playa de la Canaleta, ya que este dique provocó una acumulación de arenas transportadas en sentido oeste-este (deriva litoral) por el oleaje y las corrientes marinas del Golfo de Cádiz.
Esta amplia y serena playa llega a morir justo en las piedras del citado dique. Como resultado observamos una preciosa playa de arena fina y dorada donde el oleaje es muy suave y cálido, pero lo suficiente como para provocar bellos espectáculos como el que vamos a apreciar en los próximos minutos.
Las olas del cálido Atlántico (en esta zona), a modo de personificación, precisan de algún momento de relajación después de mucha tensión acumulada. Estas olas, en su avance, no solo llevan energía en la superficie sino también por debajo de ella. Y la masa de agua se va acercando a la orilla, que con la disminución de fondo, proyecta toda su energía hacia arriba, hasta tal punto que la masa de agua en avance no tiene otra salida que romper. Así, con este movimiento ascendente del agua la ola rompe y se libera toda la energía que hay en ella. Es precisamente cuando llega el momento mágico y plateado de las espumosas aguas que buscan acariciar las arenas de la orilla de la playa de la Canaleta.
Y las olas vienen, y las olas van, olas llenas de azucenas blancas bailando una dulce melodía del perfumado mar. Ya no sabemos si con las olas aprendemos música o conciencia, lo que sí sabemos es que por el recorrido de esta universidad del oleaje, el sonido de las olas rompiendo suavemente en la playa reduce la tensión y produce momentos de relax.
La felicidad se respira en la Canaleta. Observamos el tierno despliegue de las olas despilfarrando nieve y creando un abanico nacáreo de distinguido aroma y música celestial.
El casco urbano de Punta Umbría, en sus últimas edificaciones, es testigo en primera fila de estos mágicos espectáculos, sin olvidarnos de las sempiternas gaviotas, que tienen aquí su hábitat natural y no se pierden ni un solo detalle de esta maravilla de la naturaleza. El astro rey, en su plenitud, acentúa, aún más si cabe, el plateado color del manto de espumas gracias a los reflejos que proyecta su larga cabellera dorada.
En cada porción de esas espumas nacáreas podemos imaginar infinitas figuras de ensueño mientras percibimos el olor a mar, a yodo y sal. En este mundo de ensueño también podemos llegar a alguna reflexión: “El hombre es como la espuma del mar, que flota sobre la superficie del agua y cuando sopla el viento se desvanece como si no hubiera existido” (Khalil Gibran).
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