OMAR RAYO GEOMETRÍA TRASCENDENTE Exposición Virtual

OMAR RAYO
GEOMETRÍA TRASCENDENTE
La voluntad geométrica de Omar Rayo nunca se desligó de lo concreto ya que el artista construía muchas de las formas geométricas con elementos reales representados de una manera casi táctil. Jugaba con el trampantojo, retando al espectador a descubrir el secreto de las composiciones vibrantes. En esa primera época se estableció como un referente importante del arte internacional tanto por su pintura como por su grabado en relieve. También a raíz de aquellos reconocimientos, en 1971 empezó la Odisea de la creación del Museo Rayo de Dibujo y Grabado Latinoamericano. Vivía y trabajaba en Nueva York donde exponía y desde donde viajaba a diferentes partes del mundo para exponer y a Roldanillo, su Itaka. “Geometría trascendente”, refleja su producción a partir del año 1979 hasta su muerte en el 2010, y pretende mostrar la evolución de su obra pictórica donde la geometría trasciende su propia apariencia abstracta.
La crítica ha descubierto la originalidad de Rayo en las primeras décadas de su producción, pero se ha preocupado menos de lo que sucedió después. Intentamos demostrar que él siguió experimentando hasta el último día de su vida. Es cierto que ya en los 70 había definido su estilo. Sin embargo, desde los 80 hasta el 2010, inventó propuestas innovadoras con su geometría. Aunque ya en los 70 su uso de la sombra junto con colores vibrantes le convirtió en el único artista “op” de Colombia, en los 80 era el único pintor geométrico soft edge de su generación. En obras como la serie “Narabruz”, podemos observar, ya no cintas de papel que tienen un borde cortante, sino formas acolchonadas o infladas. El volumen o la profundidad aumentan y se acentúan con la superposición de las figuras. Rayo trabajaba en varias series a la vez donde se refería a elementos como el agua en superficies ondeantes como los “Tsunami” y los “Ola Zen”, el aire en los “Velamen del Wayuú”, el fuego en “Embrión de dragón”, la flora como en los “Florama zónica”, “Flor de monte”, y “Flor andrógina”, los insectos como “Coleópsara poetis” y “Aguedóptero en la red”. Los títulos indican una intención poética donde las geometrías son metáforas de los elementos o los seres vivos. Algunos nos remiten a culturas diferentes como la japonesa. Lo que une los “Tsunami”, “Ola Zen” y “Samurai”, de los 80 y 90 es el doblez, elemento esencial del arte japonés que, ya sea en el papel o en la tela, produce volumen. Las distintas soluciones plásticas a la representación de la profundidad o el volumen también sugieren interpretaciones metafóricas como la sinestesia. El simbolismo plurivalente de la geometría hace que algunas obras trasciendan la abstracción de las formas y se vuelvan metafísicas o místicas.
A partir del año 2000, Rayo empezó a pintar grandes series de color. La primera fue “Criatura abisal, (2001)”, en diferentes azules, luego “Semilla del sol, (2002)” con el amarillo, “Corteza del arco iris, (2003)”, “Crisálida del arrebol, (2004)”, y “Mateo’s toy, (2008) multicolores. En la última exposición de su vida, regresó al rojo, reuniendo obras de toda su carrera y pintando otras nuevas con el título “Tizón, fósil del fuego.” Como la tensión entre contrarios, el “oxímoron visual”, es una característica de la obra de Rayo, en 2005 y 2006, produjo dos series enteramente en blanco y negro, “Mullida huella del viento”, y “Vértigo de las nubes articuladas”. ¿Qué hay de original y diferente en estas obras? Primero, que aborda el color desde dos ángulos diferentes. Lo explora con relación a la construcción de la imagen entre las franjas blancas y negras que lo delinean. Segundo, parte de una imagen poética en vez de dejar que ésta surja de la geometría. Las criaturas abisales son seres del mar profundo. Cada obra flota o nada en su espacio. Los títulos de las otras series de color todas son paradojas, por ejemplo “Crisálida del arrebol”, le impone solidez a lo que es diáfano. Las Mullidas huellas del viento inflan y ahuecan rejas, triángulos, octágonos, y los hacen flotar a una distancia del fondo que puede ser negro o blanco y negro como ellos. Para pintar, Rayo estudió el concepto del color en mitologías antiguas y en la ciencia. Así que la conflagración que fue “Tizón, fósil del fuego” fue acompañada de unos textos que citaban las creencias indígenas acerca de los colores y una letanía de los nombres del rojo. El funeral de Omar Rayo fue un ritual de purificación por el fuego. Fue la apoteosis de la pasión de su vida, la geometría vital, vívida que trasciende la muerte.
Águeda Pizarro Rayo
Directora Museo Rayo
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Proyecto apoyado por el Ministerio de Cultura, programa nacional de concertación cultural, la Secretaría de Cultura del Valle del Cauca y la Alcaldía de Roldanillo secretaria de cultura y turismo.