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Esta oración es una invocación a San Miguel Arcángel, pidiendo su protección y defensa contra las fuerzas del mal. Se solicita su ayuda para romper maldiciones, proteger la salud y asegurar abundancia en el hogar. Se pide que guíe y acompañe en la vida diaria, llenando el entorno de paz y amor. La oración concluye con agradecimientos a Dios por enviar a San Miguel como protector y la declaración de fe en su intercesión.
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ORACIÓN:
Oh glorioso San Miguel Arcángel, príncipe de los ejércitos celestiales y defensor fiel de las almas, hoy vengo ante ti con humildad, fe y un corazón lleno de esperanza. Tú, que estás siempre en la presencia de Dios, luchando contra las fuerzas del mal y protegiendo a los hijos del Altísimo.
Te invoco en este momento para que extiendas tu poderosa protección sobre mí, mi hogar, mi familia y todo lo que amo. San Miguel Arcángel, valiente guerrero de Dios, protege mi vida y la de los míos.
Te pido que nos cubras con tus alas poderosas y que levantes tu espada celestial contra cualquier peligro. Que ningún mal, plaga, enfermedad o ataque espiritual pueda penetrar el muro de protección que hoy imploro en el nombre de Jesús. San Miguel, rompe las cadenas de las maldiciones.
Si hay maldiciones, palabras negativas, hechizos o brujerías que se hayan lanzado contra mí o mi familia, te pido que las destruyas. Declaro que todo lo que el enemigo haya planeado para mal se convierte en bien por la gracia de Dios y por tu intercesión.
Que todo vínculo oscuro sea cortado, y que la luz de Cristo brille en mi vida con fuerza y claridad. Protege mi corazón y mi espíritu de las malas intenciones de otros. Que ninguna envidia, celos o mal deseo tenga efecto sobre mí ni sobre mi familia. Transforma esos sentimientos en bendiciones,
y que quienes alberguen esos pensamientos encuentren paz y amor en Dios. Cubre mi entorno con un manto de justicia divina y armonía. Te ruego que mi hogar sea un lugar de abundancia espiritual, emocional y material. Que no falte el sustento diario, y que podamos prosperar bajo la gracia de Dios.
Abre las puertas de la bendición y el trabajo digno, y cierra las puertas de la pobreza, la deuda y la carencia. Que cada esfuerzo sea multiplicado y que podamos vivir en la plenitud que Dios desea para nosotros.
Te pido que protejas nuestro cuerpo y nuestra salud. Que ninguna enfermedad física o espiritual pueda tocarnos. Rodea nuestro hogar y nuestras vidas con tu escudo celestial, y que toda plaga o peligro sea rechazado en el nombre de Jesús. Llena nuestros cuerpos con fuerza y vitalidad.
Protege a quienes amamos. Oh príncipe celestial, lucha contra las fuerzas del mal. Con tu espada divina, corta todo lazo que el enemigo intente establecer en mi vida. Que las sombras retrocedan ante la luz de Cristo, y que toda presencia maligna sea expulsada en este momento.
Te invoco, San Miguel, para que seas mi defensor en cada batalla espiritual, y que nunca pierda la fe en la victoria que Dios ya me ha dado. Coloca ángeles guardianes en cada rincón de mi casa. Que sean murallas de luz y amor que nos guarden de todo mal. Que la paz reine en nuestro hogar,
y que cada miembro de mi familia sea bendecido, guiado y protegido bajo tu intercesión y el amor de Dios. Si hay fuerzas oscuras que intentan perturbar nuestra paz, te pido que las destruyas con tu poder celestial. Que el nombre de Jesús sea proclamado en mi hogar y en mi vida,
y que toda sombra desaparezca ante la gloria de Dios. Guía mis pasos y dame sabiduría para tomar las decisiones correctas. Protégeme de los peligros visibles e invisibles, y ayúdame a caminar siempre en la luz de Cristo. Que mi fe sea inquebrantable,
y que nunca me desvíe del camino que Dios tiene para mí. San Miguel, príncipe de la victoria divina, te doy gracias. Te agradezco por tu constante intercesión, por tu protección y por tu amor. Gracias porque sé que estás a mi lado, luchando mis batallas y guiándome hacia la paz y la plenitud.
Confío en que cada súplica que hoy levanto será escuchada y respondida según la voluntad de Dios. Padre celestial, gracias por enviar a San Miguel Arcángel como nuestro protector.
Te doy gracias, Señor, porque nunca nos dejas solos.