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¡MÍRAME CRISTO DEL PAÑO!
De los pasos que has andado
nos da cuenta ese cansancio que describe tu postura.
Y es que eres árbol talado
camino a la sepultura,
que cargado de amargura se para justo a mi lado.
A mirarte no me atrevo,
por si el dolor de ese lado traspasa el lienzo y me alcanza.
Y mirando para el suelo
algo inclina la balanza
y la vista se me lanza buscándote allá en el Cielo…
Encuentro entonces tus ojos
y en ellos quedo clavado sin el temor ya de herirme.
Pues como el tocón dañado
donde apoyas mano firme,
eres tierra a la que asirme para saberme salvado.
Ahora sé que ya no puedo
pasar, Cristo, sin mirarte cuando pasas a mi lado.
Ni puedo dejar de amarte
sabiendo que vas cargado
con la Cruz de mis pecados cuando te veo alejarte…
¡Otro octubre ya pasado!
¡Cuántas cuestas me subiste a pesar de tanto daño!
Y aunque me encuentre cansado
y ya me pesan los años, vendré de nuevo a decirte:
¡Mírame, Señor del Paño!
¡Tengo tanto que pedirte cuando pases a mi lado!
JaoG