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Santa Brígida recibió dos juegos de oraciones de Nuestro Señor Jesucristo y otro juego de Nuestra Madre la Santísima Inmaculada Virgen María. Uno de los juegos de Nuestro Señor los rezamos durante un año, mientras que el otro lo rezamos por doce años. De Nuestra Madre recibió la devoción diaria a sus Siete Dolores. Nuestro Señor y la Santísima Virgen prometieron tanto a través de Santa Brígida de Suecia a las almas que recen estas oraciones, que debemos lograr que se vuelvan mucho más conocidas. Para ello les solicitamos que las divulguen entre familiares y amigos.
Estas oraciones, como le han sido dadas por el Señor a Santa Brígida, deben rezarse durante 12 años. En caso que la persona que las rece muera antes que pasen los doce años, el Señor aceptará estas oraciones como si se hubieran rezado en su totalidad. Si se saltase un día o un par de días con justa causa, podrán ser compensadas al final de los 12 años.
Esta devoción ha sido declarada buena y recomendada tanto por el Sacro Collegio de Propaganda Fidei, como por el Papa Clemente XII. El Papa Inocencio X confirmó esta revelación como “venida del Señor”.
PROMESAS
1. El alma que las reza no sufrirá ningún Purgatorio.
2. El alma que las reza será aceptada entre los mártires como si hubiera derramado su propia sangre por la fe.
3 El alma que las reza puede (debe) elegir a otros tres a quienes Jesús mantendrá luego en un estado de gracia suficiente para que se santifiquen. (Escribir los tres nombres (personas vivas) en un papel y guardarlo. Los nombres no se pueden cambiar)
4. Ninguna de las cuatro generaciones siguientes al alma que las reza se perderá.
5. El alma que las reza será consciente de su muerte un mes antes de que ocurra.
ADVERTENCIA
La gente no debe pensar que se puede vivir como se quiere y que estas oraciones son una garantía para irse al Cielo. Se debe vivir con Dios con toda sinceridad mientras reza estas oraciones y de ahí para adelante, porque el alma que piensa que puede ser más lista que la Luz de Dios, se llevará una sorpresa muy incómoda y desagradable cuando llegue el tiempo de seguir su camino. No olvidar que Dios penetra los corazones a cada instante. Dios siempre nos ve y nos escucha.