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“Ocurrió que al expulsar Parhóh al pueblo, no los condujo Elohim por el camino de la tierra de los pelishtim, porque cercano era…” (Ex. 13:17)
Así comienza Parashat Beshalaj. Finalmente el pueblo de Israel será liberado de la esclavitud de Egipto pero D-s decide no llevarlos por el camino corto ¡justamente porque era corto! Sino que los hace cruzar el mar de los Juncos, dirigirse hacia la península del Sinaí y de ahí a la tierra prometida. Tampoco es que este camino debía durar como duró finalmente cuarenta años sino apenas unas semanas más que el camino más directo que conecta Egipto al Sur de la tierra de Israel.
La traducción de este versículo es del gran maestro Mordejai Edrey sin embargo si leen la mayoría de las traducciones, judías y cristianas, no dice “porque cercano era” sino “aunque era cercano” o “a pesar que era el más cercano”. Está es una antigua discusión rabínica medieval sobre el significado de la palabra “Ki”. Varios exegetas (Rashí, Ibn Ezra, Sforno, etc.) dicen que en este contexto significa como normalmente se utiliza el término en la Torá para decir “porque”, sin embargo otros (Ramban, Jizkuni, etc.) dicen que en este versículo “Ki” no significa otra cosa que “aunque o a pesar que”.
Siguiendo la lógica de quienes traducen “porque” era el camino más corto nos regala una nueva dimensión profunda del mensaje de la Torá. Es el Haamek Davar quien nos dice que la razón principal, de todas las razones que se esgrimen en la Torá y en la tradición Midrasíca para justificar el camino largo del desierto, no es otra que simplemente está noción que D-s no los lleva por el camino corto ¡porque era corto!
En otras palabras, lo que nos viene a enseñar este pasaje es que ¡no hay shortcuts, no hay atajos en la vida! La Mishná nos dice que ni el Templo de Jerusalén (m. Berajot 9:5) ni las sinagogas (m. Meguilá 3:3) pueden ser usadas como atajos (Kapandaria). Los lugares importantes y sagrados de la vida no pueden ser utilizados como atajos para llegar más rápido a nuestro destino. Y si la vida misma es sagrada ¿cómo vamos a tomar atajos para vivir nuestra vida y superar nuestros desafíos?
En una sociedad donde se nos venden recetas mágicas para bajar de peso, para adquirir conocimientos, para ganar dinero, para salvar la pareja la Torá viene a decirnos que no es por ahí, que porque es un camino corto es un camino que no debemos tomar. Es un camino, como lo explica la Mejilta deRabi Ishmael (13:17), que al ser demasiado corto (y rápido) es muy fácil volver a Egipto. Los caminos largos, difíciles, exigentes y hasta tortuosos tienen muchas más posibilidades de conducirnos a nuestras tierras prometidas.
En el mundo de la inmediatez y de los resultados fáciles la Torá nos viene a recordar con toda su sabiduría que para superar los desafíos que la vida nos presenta si hay dos caminos, uno largo y otro corto, es el largo que debemos tomar, porque a la larga (!) este nos conducirá a la tierra prometida, a aquel lugar al que deseamos llegar mientras que el corto nos volverá rápidamente a ese Egipto del cual queríamos salir.
¡No hay atajos!
Shabat Shalom
Rab. Uri