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RINCÓN DEL CERRO, Montevideo.- El “Pepe” quiere llegar al invierno, aunque acaso le quede demasiado lejos. A los 89, con cáncer de esófago, con un catéter en el abdomen para alimentarse y mil achaques, le cuesta pararse de su silla para saludar a las visitas. Pero sigue lúcido, rápido. Tanto como para no engañarse. “No me puedo quejar”, dice. “Con la vida que yo tuve... llegar a los 90 es un milagro. Tengo como siete balazos distintos en el cuerpo. Perdí el bazo, tengo un pulmón más chico, el corazón se me inclinó para allá… yo qué sé”.
José Alberto Mújica Cordano, militante, tupamaro, preso político, diputado, senador y presidente de Uruguay, se convirtió en referente más allá de las fronteras de su país por un rasgo distintivo: hace lo que dice, vive como piensa. Es decir, con lo justo. Con su esposa, la ex vicepresidenta Lucía Topolansky, donan el grueso de sus pensiones a su amado Movimiento de Participación Popular (MPP), que integra el Frente Amplio, y a un programa comunitario de construcción de viviendas.