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Canción inspirada en el texto del profeta Isaías (62,1-5).
Dios en su gran amor no se da jamás por vencido. No baja sus brazos hasta curar nuestras heridas. No descansa hasta que nuestra vida sea antorcha.
Nacida en el contexto de acompañamiento psico-espiritual a víctimas y supervivientes de abusos. Se la dedico especialmente a ellos.