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1997. Un año duro para el espanyolismo. El conjunto periquito se veía obligado a vender el estadio de Sarrià, su casa durante 74 años, y trasladarse al estadio olímpico de Montjuïc; desde ese preciso instante, Montjuïc pasaba a ser la montaña maldita.
Pese a la traumático destierro a Montjuïc, el RCD Espanyol, con su ya popular campaña de captación del periquito, animaba a los socios y simpatizantes a no dejar de lado al equipo y animarlo en esta nueva etapa de incertidumbre.