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La llorona…
Cuenta la historia de un joven de Tehuantepec, fue a una fiesta en la comunidad vecina llamada Juchitán, ahí conoció a una chica tan hermosa que salía de la iglesia vistiendo el famoso traje regional istmeño llamado huipil. Por un tiempo se esforzó para conquistar a la joven, después logró conseguir la aprobación de sus padres para casarse con ella, pero los vientos de la revolución soplaron en Oaxaca, antes de irse a la batalla, le dijo algo como esto:
“Recuerdo el día que fuimos al río y las flores del campo parecían llorar, contigo las nubes de mi cielo no son nada, incluso el sol compite con tu sonrisa. La guerra me está llamando porque la paz de nuestro país ha sido robada.
Volveré a tí y por nuestra futura familia nunca dejaré de amarte, en esta vida y en la muerte”.
Finalmente…
El día de partir llegó y cuando él joven se despedía de su joven esposa, el llanto corrió por sus ojos y los suspiros de dolor invadía el rostro de su amada.
Mientras hablaba con la joven, le tomaba ambas manos, al mismo tiempo que limpiaba con las suyas las lágrimas que caían por las mejillas de su amada esposa, entonces la llamó “llorona” porque ella no paraba de llorar sabiendo que quizás no volvería a ver a su esposo.
Besos y promesas volaron por el aire y él juró que volvería por ella de la vida y la muerte con total impunidad. La muchacha también prometió esperarlo sin importar lo que sucediera.
Muchas personas de la época conocían a la pareja y se consternaron por ellos. El joven se fue a la guerra pero nunca regresó, tiempo después un amigo de ambos, regresó al pueblo y le dijo a la joven:
“Tu esposo fue alcanzado por las balas y las heridas eran tan terribles que fue imposible salvarlo. Pero mientras agonizaba me pidió que te dijera que siempre te amará y que por favor lo perdones. Aquí una carta que me dio para ti”.
Extractos de esa carta:
Salías del templo un día llorona cuando al pasar yo te ví…