la democracia es una ilusión a la que aspiraremos por siempre, tal vez los países nórdicos se han acercado un poco mas que el resto, pero no mucho, con un sistema social-democrata que hay mas menos funciona bien. Es lo mejorcito que hay
@mauriciodelacruzdelacruz1894 күн бұрын
Don Mau! Que libros de izquierda recomienda leer?
@elreyvd4 күн бұрын
"El camino a Wigan Pier" de George Orwell, por ejemplo.
@pitecantropuspitecantropus45377 күн бұрын
Don mauricio que sabe de jordan Peterson, siempre me lo mencionan mucho como un ejemplo a seguir, sabe algo al respecto?
@elreyvd7 күн бұрын
Es un ultraderechista pagado de si mismo y un gurú de la autoayuda. No veo que aporte nada.
@daviddelcastillo53217 күн бұрын
Es sólo mi opinión, pero me atrevería a decir que el uso mismo del concepto de “cultura de la cancelación” es, a la vez, incorrecto y perverso. Respecto a lo de que sea incorrecto, diría que lo es porque este fenómeno no parece ser otra cosa que la vieja pulsión humana de exigir que se censure lo que no nos gusta o nos parece ofensivo. La diferencia, todo lo más, estribaría en que es una censura que no viene de eso que en Estados Unidos se suelen llamar los “padres preocupados de América”, o de la Iglesia Católica o cualquier otra organización conservadora, sino de gente que se considera a sí misma de izquierdas (que a veces lo es de verdad, aunque en otras ocasiones parecen más bien “ofendiditos” de piel fina y escasa convicción progresista real). En ese sentido, por tanto, la “cultura de la cancelación” sería simplemente “censura pedida por gente de izquierdas” y, por tanto, simple y llanamente censura. Nótese, eso sí, que en este sentido me estoy refiriendo al deseo de prohibir discursos o trabajos culturales que objetivamente no suponen lesión de los derechos y libertades de otras personas, ni infringen leyes democráticas creadas en base a estas. Dejo fuera, por tanto, la idea de la “cancelación” referida a, por ejemplo, la movilización en contra de personas que ocupan un espacio público y que, aprovechándose del poder y el respeto que esto les da, lo usan para cometer actos abusivos éticamente inaceptable, o directamente ilegales (ahí entraría, por ejemplo, llamar a no consumir películas de un actor o cantante que abusase de su poder para obtener sexo de mujeres en condiciones de consentimiento dudoso, o a no consumir productos que se publiciten en un programa televisivo especializado en difundir mentiras de manera sistemática). Esto puede tener su razón de ser o no dependiendo de las circunstancias, pero no es lo que pretendo abordar en mi comentario. En cuanto a la cuestión de la perversidad del término, creo que lo es por dos razones fundamentales: - La primera, porque se usa de una manera que establece, de forma implícita, que existe una “censura aceptable” y otra que no. Así, por poner un ejemplo, cuando he leído a gente citando (en alguna ocasión de forma descontextualizada) a alguno de los miembros supervivientes de los míticos Monthy Phyton hablando sobre los límites del humor en la actualidad, normalmente además bajo la idea implícita o explícita de que “hoy no se podría hacer los que los Monthy Phyton hacían antes”, no se señala que en ese “antes” (ese “antes” mítico en el que todo era maravilloso, éramos realmente libres y vivíamos mucho mejor que ahora)… tampoco se podía hacer el humor que querían los Monthy Phyton. Sólo “La vida de Brian” (en mi opinión el trabajo más perfecto y descacharrante del grupo) fue acusada en su momento de blasfema, generando protestas en el Reino Unido y otras partes del mundo (en Nueva York se juntaron las monjas con los rabinos, eso debió ser digno de verse) de grupos ultrarreligiosos (cosa que hizo un poco de “efecto Streisand”, pero esa es otra historia); la película, además, fue prohibida por diferentes autoridades locales del país (o “marcada” con la calificación de “X”, que suele ser una condena comercial), y también en países como Irlanda (durante 9 años), Italia (durante 11 años) o Noruega (durante 8 años, cosa que, por cierto, aprovecharon en Suecia para hacer una propaganda maravillosa a la cinta, promocionándola como “tan divertida que ha sido prohibida en Noruega”). Esto clima censor se tradujo también en que, por miedo a la reacción de los cristianos, la televisión británica (tanto la BBC como el actual Channel 3) se negó a emitir la película cuando esta estuvo disponible. A pesar de todo esto, no he visto que nadie hable de que los Month Phyton fueron “cancelados” en Noruega o por la BBC. En cambio, si ha habido alusiones a esa “cancelación” cuando esta se ha referido a supuestas presiones para eliminar chistes sobre transexualidad en la adaptación al escenario de “La vida de Brian” (inciso: espero que no lo hagan, es derecho inalienable de todo hombre… o mujer a que él… o ella pueda escuchar eso de “¡a partir de ahora quiero que me llaméis Loretta!”). Otro ejemplo referido al Reino Unido, y que conozco bastante bien, es el de las “video nasties”, una lista de películas mayoritariamente de explotación (aunque no en todos los casos, o no de manera uniforme) de contenido violento y a veces sexual, que se creó en los años 80. La razón de esto fue el escándalo social (los “padres preocupados” que se generó entre las gentes biempensantes cuando descubrieron que menores alquilaban estas películas en los florecientes videoclubs. El resultado fue que una larga lista de películas que, por iniciativa de la fiscalía británica, tuvieron que ser enviadas de nuevo a la agencia de clasificación del cine para bien ser autorizadas para su distribución, pero con cortes, o bien prohibidas si se consideraba que ni “cortando” se podía hacer algo. Además de eso, de las algo más de 150 películas “investigadas”, 33 se consideró que tener en posesión las versiones no “censuradas” era delito de obscenidad menor (con lo que podías acabar en la cárcel si no las cedías a las autoridades para su destrucción), y en el caso de otras 39 era directamente delito obscenidad mayor, con pena de cárcel (el resto de cintas analizadas “sólo” podían ser destruidas si se pillaban, pero sin consecuencia penal). En esta lista, por cierto, aunque había mayoritariamente basura (de hecho, ser una “video nasty” se convirtió en una especie de “distinción” para cintas que son objetivamente terribles), también había películas de maestros del cine de terror como Sam Raimi, Wes Craven, George A. Romero, Tobe Hopper, o los italianos Lucio Fulci y Dario Argento. Toda esta labor de censura fue realizada por el gobierno de Margaret Thatcher (una de esas figuras que los adalides actuales de la “libertad” tienden a reivindicar), pero curiosamente no suelo encontrar a los que condenan la “cultura de la cancelación” denunciando que el thatcherismo “canceló” obras de algunos de los directores de cine de terror más importantes de la Historia. Probablemente porque, como decía al principio, a estas personas lo que les importa es QUIEN “cancela” o “censura”, pero no tienen problemas en si con el concepto de “censurar” - La segunda razón es que el concepto de “cultura de la cancelación” se viene utilizando como un “hombre de paja” al que sacudir a la izquierda en su conjunto. Como señala Mauricio en este video, sí, hay gente de izquierdas o pseudo izquierda que tiene los mismos bajos instintos que los censores del pasado. La diferencia es que estas personas, en vez de ejercerlos cuando ven algo que ofende a su divinidad favorita, o que enseña falsa violencia que no les gusta (inciso: por curiosidad, ¿cuántos católicos protestaron enérgicamente por las escenas prácticamente gore de “La pasión de Cristo” de 2004?), los ponen en marcha cuando consideran que alguien ofende a minorías racializadas, grupos humanos injustamente subordinados, o personas alter-sexuales (y eso puede que sin pertenecer a ninguno de ellos, que creo que es un buen indicador para saber si el “cancelador” es sincero o no). No obstante, y de nuevo volviendo a lo que dice Mauricio, esta gente es MINORITARIA. La mayoría de la gente progresista sabe, a veces por años de experiencia enfrentándose a basura, que ante un chiste grosero y de mal gusto de un humorista, o una representación estereotipada y desagradable de una persona homosexual en una película, el movimiento lógico es decir “esto no tiene gracia” o “esto es una mierda”, y dejar de ver el programa, show o película en cuestión, sin darle más importancia. Sin embargo, evidentemente, es más interesante pintarnos a todos como “canceladores en potencia”, de modo que así se nivela el terreno, todos somos “censores” de lo del otro, y no hay que debatir la censura en sí, que viene a ser mala o no dependiendo de a quién se censure y por qué, y no algo intolerable por defecto.
@thomascuriel76117 күн бұрын
"Cancelar" no es sino Vetar
@daviddelcastillo53216 күн бұрын
@@thomascuriel7611 También puede valer el término, aunque yo personalmente considero que "censura" es lo más adecuado.
@thomascuriel76116 күн бұрын
@daviddelcastillo5321 No, porque hay cosas que deben ser censuradas (que no vetados). Ejemplos: La exposición de cine violento a niños. Parece obvio pero no lo es.
@daviddelcastillo53216 күн бұрын
@@thomascuriel7611 Me temo que ahí ya estamos entrando demasiado en cuestiones más de tipo lingüístico que otra cosa... y tampoco creo que sea el momento de discutir si hay cosas que deben ser censuradas o no. Yo personalmente opino que no, y que en el caso del acceso a la infancia a determinados contenidos estamos en otro debate diferente, pero como he dicho, no me parece que tenga sentido entrar en esa discusión.
@thomascuriel76116 күн бұрын
@daviddelcastillo5321 considera los siguientes casos: A) Secretos de Estado. B) Secretos Militares C) Secretos Comerciales D) Secretos Industriales E) Difamación F) Publicidad Fraudulenta. Considero que el problema *no* *es* *la* *censura,* sino *que* *se* *estaría* *censurando*
@miguelrubenalvarez42117 күн бұрын
La izquierda es tan democrata que intento 3 veces matar a Donald Trump.
@elreyvd7 күн бұрын
Te malinformaron: fueron dos veces, y los dos eran del partido republicano.