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Que por mayo era, por mayo,
Cuando hace la calor,
Cuando los trigos encañan
Y están los campos en flor,
Cuando canta la calandria
Y responde el ruiseñor,
Cuando los enamorados
Van a servir al amor;
Sino yo, triste, cuitado,
Que vivo en esta prisión;
Que ni sé cuándo es de día
Ni cuándo las noches son.
Sino por una avecilla
Que me cantaba al albor.
Matómela un ballestero;
Déle Dios mal galardón.
Matómela un ballestero;
Déle Dios mal galardón.
ROMANCERO. El romance del prisionero es, en opinión de muchos, el culmen artístico de todo nuestro Romancero. Se da aquí, una vez más, el fenómeno conocido como "fragmentarismo" o eliminación de aquellos fragmentos anecdóticos, no necesarios a la intensidad estética del poema, y el final en un punto de máxima atención, sin más aclaraciones. El romance tiene la forma de monólogo, pues es la queja directa del prisionero, su dolor sin intermediarios. En este punto choca un tanto con lo más común en los romances: que sea el diálogo el que dé a conocer los gozos y pesadumbres de los personajes.
Selección poética y comentarios: Manuel Rodríguez Espejo
Recitado: Jesús Javier Pérez
Puedes acceder a la edición digital del Romancero Viejo en el siguiente enlace: www.cervantesvirtual.com/obra...
Fuente:
www.spreaker.com/user/1196923...