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He sacado a Ropavieja a las diez menos cuarto en el aguardo del Puntal del Arrendajo. Lo he tenido puesto cerca de una hora y como el campo no se oía , a las once me he cambiado al aguardo de Pepe Huertas. Con la gran diferencia de que en este aguardo de segundo puesto, el campo ha respondido a las primeras de cambio. El par se ha hecho de rogar pero al final han aparecido y como era el bautismo de fuego de Ropavieja no he dilatado mucho el lance, aparte de que he de evitar el matar hembras en la medida de lo posible. Al tiro, el campero ha hecho el avión, pero a Ropavieja no ha parecido afectarle y ha cargado al tiro. Cuando la hembra se acercaba de nuevo, me he levantado y el que evita la ocasión evita el peligro, aparte de que haberla dejado llegar hubiese supuesto una paliza para el pájaro ya que tienen poco celo y hubiese sido problemático el poder tirarla en condiciones.