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El inicio del viaje parecía esperanzador, con una reunión de Rubio con el presidente panameño, José Raúl Mulino, tras la cual el mandatario se comprometió a no renovar el acuerdo comercial con China sobre la Nueva Ruta de la Seda, o la visita del jefe de la diplomacia estadounidense al Canal, cuyas autoridades anunciaron que trabajarían con la Marina de EE.UU. para "optimizar la prioridad en el tránsito de sus buques".
Sin embargo, esa cordialidad estalló por los aires la tarde del miércoles, cuando el Gobierno de Estados Unidos aseguró que Panamá había aceptado no cobrar a sus buques por el tránsito por el Canal, ahorrando así "millones de dólares al año", una información que posteriormente la autoridad de la vía acuática rechazó.
Mulino fue más tajante: "Me sorprende muchísimo el comunicado del Departamento de Estado de ayer, porque están haciendo comunicados importantes (...) en función de una falsedad, y eso es intolerable, simple y sencillamente intolerable", dijo Mulino este jueves, visiblemente enfado.
Mientras la vía acuática seguía distanciando a estos dos aliados históricos, hubo un aspecto en el que Rubio se fue particularmente satisfecho, como es el de la gestión de la migración irregular, un asunto que también trató con un resultado favorable en el resto de países de la región.
Migración, tema de la concordia
La mayoría de estos migrantes se dirigían a Norteamérica, y fueron interceptados tras cruzar la peligrosa selva del Darién, la frontera natural con Colombia, donde desde la llegada de Mulino al poder se ha producido un drástico descenso en el flujo migratorio.
"Así que, hasta cierto punto, nuestra frontera no empieza en Texas y México, empieza mucho antes", aseguró Rubio.
Allí Bukele, que se consolida como el gran aliado regional de la nueva Administración de Trump, aceptó recibir en su megacárcel a migrantes indocumentados detenidos por crímenes graves en Estados Unidos, y abrió la puerta incluso a albergar a presos de nacionalidad estadounidense, en un acuerdo "sin precedentes".
"Ningún país ha hecho jamás una oferta de amistad como esta", declaró Rubio.
Bukele es, junto al argentino Javier Milei, el mandatario latinoamericano más afín a Trump y, de hecho, fue el primer presidente de la región al que el republicano llamó después de ser investido.
La Administración de Trump ve como un ejemplo la estrategia de seguridad del Gobierno de Bukele, que ha reducido drásticamente la inseguridad en el país con medidas de mano dura policial y militar criticadas por organizaciones de derechos humanos.
Seguridad y distanciamiento de China
En San José, Rubio se reunió con el presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, donde confirmaron que continuarán con la cooperación bilateral en temas de ciberseguridad, migración y narcotráfico, en un país que el secretario de Estado calificó de "ejemplo y modelo", donde un gran número de estadounidenses han decidido mudarse y vivir por "la seguridad y estabilidad de esta república".
En Guatemala, el presidente Bernardo Arévalo de León informó tras una reunión con Rubio que el país centroamericano volverá a recibir a migrantes deportados de otras nacionalidades desde Estados Unidos, y que también aumentarían en un 40 % los vuelos de deportados procedentes de la nación norteamericana.
Y en la República Dominicana, la última parada de esta gira que comenzó el sábado, Rubio mantuvo un encuentro con el presidente dominicano, Luis Abinader, con el que trató la crisis en el vecino Haití, subrayando que "el primer objetivo es pacificar y acabar" con las pandillas, que controlan el 85 % de la capital.
Rubio, durante su gira, también tuvo palabras para sus adversarios en Latinoamérica.
"Esos tres regímenes que existen: Nicaragua, Venezuela y Cuba son enemigos de la humanidad y han creado una crisis migratoria, si no fuera por esos tres regímenes no hubiera una crisis migratoria en el hemisferio", sentenció.