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XIV Domingo del T. Ordinario.
Salmo 122.
Ten piedad de nosotros, ten piedad.
En tí, Señor, que habitas en lo alto,
fijos los ojos tengo,
como fijan sus ojos en las manos
de su señor, los siervos. R.
Así como la esclava en su señora tiene fijos los ojos,
fijos en el Señor están los nuestros, hasta que Dios se apiade de nosotros. R.
Ten piedad de nosotros, ten piedad, porque estamos, Señor, hartos de injurias;
saturados estamos de desprecios,
de insolencias y burlas. R.
Ten piedad de nosotros, ten piedad.