Рет қаралды 1,109
El Sanatorio de Tuberculosos de Sierra Espuña fue una institución sanitaria que asistía a pacientes afectados por tuberculosis en Sierra Espuña entre 1935 y 1962. El edificio que albergó la institución es propiedad del Consejo de Gobierno de la Región de Murcia y se encuentra en la pedanía de El Berro, dentro del término municipal de Alhama de Murcia, y el acceso al mismo se encuentra prohibido ante el alto riesgo de derrumbe.
A principios del siglo xx, la propagación de la tuberculosis, una enfermedad de carácter contagioso, entre la población del sureste de España provocó la inquietud de las autoridades civiles de la Región de Murcia, que idearon la construcción de un centro aislado donde se pudiera aislar y auxiliar a las personas convalecientes. El impulso decisivo a este propósito partió del diputado Isidoro de la Cierva, quien en 1915 creó una junta que, presidida por él mismo, se dedicó a inspeccionar terrenos en busca del más adecuado para emplazar el sanatorio.
En enero de 1916 fue finalmente seleccionado el paraje de La Perdiz, en Alhama de Murcia, y en 1917 el arquitecto Pedro Cerdán formuló el proyecto en que debía materializarse la obra.
El 8 de julio de 1917 fue colocada la primera piedra del complejo en presencia de personalidades como Isidoro de la Cierva, el ingeniero Juan Antonio Pérez-Urruti y Villalobos, el obispo de Cartagena Vicente Alonso Salgado y el alcalde de Alhama, así como de la banda de la Misericordia y los Exploradores de España. Sin embargo, las inclemencias del invierno y la falta de fondos obligaron a detener las obras en varias etapas.
Al final, en noviembre de 1931, tras apenas 7 meses de la constitución de la Segunda República, el Estado asumió definitivamente su propiedad e inyectó el dinero necesario para que sus obras concluyeran. Sucedió en 1934, pero aún hubieron de transcurrir un año más para su inauguración.
Por todo lo anterior, no fue hasta el 17 de noviembre de 1935 cuando se produjo la inauguración del Sanatorio de Tuberculosos, esta vez con la asistencia del ministro de Justicia y Trabajo Federico Salmón
Y todo hay que decirlo, gracias también a la labor no menos altruista del arquitecto, D. Pedro Cerdán, que también dejó su impronta en otros edificios singulares de esta Región (Casa del Reloj en San Pedro del Pinatar, El Casino de Murcia...), y sin duda considerado uno de los mejores arquitectos murcianos de la primera mitad del S. XX.
Una vez concluida la larga obra, empiezan a trasladarse los enfermos al lugar. El hospital contaba con doscientas camas (en el libro de la Escuela Nacional de Sanidad, del Instituto de Salud Carlos III, Ministerio de Economía y Competitividad Arquitectura Sanitaria: Sanatorios antituberculosos], en la pág. 53 se indica que disponía de 158 camas) y 50 empleados.
En la planta superior se ubicaron los enfermos más graves que necesitaban reposo y estaban aislados; mientras que, en la planta baja, lo hicieron los menos graves, pudiendo dar incluso paseos por la sierra y ser visitados por los familiares. Normalmente la mayoría acababa subiendo a la planta alta y muriendo tras una larga agonía.
Una vez a la semana, subía en carro el sepulturero del cementerio de Alhama a recoger los cadáveres para darles entierro. En invierno, con los caminos nevados, se convirtió en el único enlace entre el hospital y la civilización.
Aparte de sanatorio, el edificio se convirtió en ambulatorio para los vecinos de Aledo y El Berro. De esta guisa llegamos al año 1949 cuando se descubre la estreptomicina, que supuso un cambio radical en el cuidado de enfermos con tuberculosis.
La estreptomicina permitió dar el alta a gran número de pacientes, que fueron desalojando el sanatorio. El resto fue trasladado a Albacete (al Hospital Provincial de Albacete) y en 1962 el edificio fue clausurado. Entonces, el Ayuntamiento de Murcia, reunido en sesión plenaria el día 24 de mayo de aquel año, pidió la reapertura.
En aquella moción se hizo constar que el sanatorio, pese a estar ubicado en Alhama, había sido sufragado por vecinos de la capital, por lo que era de justicia que la propiedad revertiera al Consistorio. También se propuso que se destinara a programar colonias populares para niños necesitados. Entretanto, en el centro solo quedaban las Hermanas de la Caridad, esperando nuevo destino.
Los elevados gastos de manutención de un edificio de tal envergadura llevan al Ministerio en 1962 a declararlo como no rentable, provocando su cierre.
Fuente: Wikipedia
Música : Oscar
Autor: keyframe audio