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La joven laica ecuatoriana Narcisa de Jesús Martillo Morán, la santa de los Montubios ecuatorianos, desde una edad muy temprana, sintió clara en su corazón la llamada a vivir una vida de santidad y de entrega a Dios.
Para secundar con docilidad la acción del Espíritu Santo en su alma, buscó siempre el consejo y la guía de buenos sacerdotes, considerando la dirección espiritual como uno de los medios más eficaces para llegar a la santificación.
Su existencia transcurrió con gran sencillez, dedicada a su trabajo como costurera y a su apostolado como catequista.
El Papa Benedicto XVI la declaró santa de la Iglesia Universal, el 12 de octubre de 2008.